RELATOS COTIDIANOS: CRÓNICA DE UNA MUJER EN EL BAÑO

18 junio 2008

CRÓNICA DE UNA MUJER EN EL BAÑO

Mi mamá era una asidua frecuentadora de los baños públicos. De chiquita me llevaba al baño, me enseñaba a limpiar el asiento del inodoro con papel higiénico y luego le ponía cuidadosamente tiras de papel encima. Finalmente me instruía: -"Nunca, nunca te sientes en un baño público".Y luego me mostraba "la posición" que consiste en balancearte sobre el inodoro en una posición de sentarse sin que tu cuerpo haga contacto con el asiento.
Eso fue hace mucho tiempo. Al día de hoy, en nuestros años más maduros, "la posición" es dolorosamente difícil de mantener, especialmente cuando tu vejiga está que revienta.
Cuando tenés que ir a un baño público, te encontrás con una cola de mujeres que te hace pensar que los calzones de Brad Pitt están a la venta y a mitad de precio. Así que esperás pacientemente y sonreís amablemente a las demás que también están discretamente cruzando las piernas. Finalmente te toca tu turno. Entrás al baño y verificás que todos están ocupados.
De pronto... una puerta se abre y vos te lanzás casi empujando a la persona que va saliendo. Entrás y te das cuenta que el pasador de la puerta no funciona. No importa...la sostenés con una mano.
Cuando querés colgar tu bolso de algún gancho que tendría que haber en la puerta no hay gancho, así que te lo colgás del cuello mientras mirás como se balancea por delante de tu nariz y sentís cómo te desnuca la correa, porque el bolso está lleno de tantas pelotudeces que le fuiste tirando adentro.
Resumiendo: Colocada en "la posición", descargando toda la vejiga, de repente, suena el celular (que está obviamente en el bolso). Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar...Te encantaría sentarte, pero no tuviste tiempo de limpiar el asiento ni lo cubriste con papel, así que te quedás casi en cuclillas mientras tus piernas tiemblan tan fuerte que registrarían 8 en la escala de Richter, sin contar la salpicada finita del chorro que pega en la loza y que te moja hasta las medias.
Por suerte el teléfono deja de sonar.
Para alejar tu mente de esa desgracia, buscás el rollo de papel higiénico, pero...el rollo esta vacío. Tus piernas tiemblan cada vez más. Recordás el pedacito de papel con el que te limpiaste un rato antes la nariz, lo arrugás de la manera más prolija posible pero es más pequeño que la uña de tu dedo y encima todavía está mojado de moco.
En ese instante, alguien empuja la puerta de tu baño y como el pasador no funciona y tenés tus manos ocupadas, recibís un tremendo portazo en la cabeza. Les gritas enfurecida y como una loca: ¡¡¡OCUPADOOOO!!!
Mientras continuás empujado la puerta con tu mano libre, suena de nuevo el celular y en el intento de apagarlo definitivamente, el pedacito de pañuelo que tenías en la mano se te cae exactamente en un charquito que hay en el piso y no estás segura si es agua o pipi.
Tus piernas ya no aguantan. Te vas de espalda y caés sentada en el asiento del inodoro. Te levantás rápidamente y con un poquito de asco, pero ya es demasiado tarde.
Comienza a revolotear el recuerdo de tu mamá diciéndote -"No sabés qué clase de enfermedades podrías agarrarte en el baño..."
Intentás arreglarte un poco, abrís la puerta, salís hecha una diosa pasando junto a la línea de mujeres que aún están esperando con las piernas cruzadas e intentás lavarte las manos (si hay agua), pero no encontrás jabón. No importa. Buscás una toalla de papel, pero terminás pasándote las manos por el pelo con la única intención de huir.
En este momento, mirás a tu esposo que ha entrado y salido del baño de hombres y que tuvo tiempo de sobra para leer La Biblia mientras te esperaba.
-¿Por qué tardaste tanto? Te pregunta azorado... Estaba preocupado. Hasta te llamé dos veces al celular por si te había pasado algo y encima no contestaste...

4 comentarios:

La Casa Del Blog dijo...

Blogs como el tuyo valen mucho la pena. Ya te agregué ;)

Fabiana dijo...

Gracias

Siluz dijo...

Me he reído muchísimo con esta entrada. También en Puerto Rico nuestras madres nos enseñaron "la posición". No nos dijeron qué hacer cuando ya el cuerpo no la soporta. jajaja... Encontré tu blog por la mención que hace Ivonne Acosta en el suyo. ¡Muy bueno! Te marco entre mis favoritos.

Fabiana dijo...

Gracias Siluz. Cuando pueda me doy una vueltita por tu blog.

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