RELATOS COTIDIANOS: RELATO MATRIMONIAL (bajo licencia de Creative Commons)

23 julio 2008

RELATO MATRIMONIAL (bajo licencia de Creative Commons)

En algún rincón de "Relatos cotidianos" han quedado guardados los chistecitos referidos al matrimonio. Seguramente, con el tiempo iré por más. Pero hoy me voy a dedicar a enumerar algunas de las delicias cotidianas que protagonizamos quienes convivimos con nuestra pareja.
Es posible que durante los primeros años de matrimonio, la cosa se maneje con mucho "amor y paciencia". Ésto, le dará lugar a la etapa del "cariño y la tolerancia". Y por último, viene la que transito yo: "no te aguanto más pero estamos conviviendo todavía; tratá de no hacerme la vida imposible; no me asfixies; ¿por qué no te vas a dar una vuelta manzana?
Lo único que nos queda para esta época es el respeto mutuo. A esta altura de la vida, se podría decir que lo nuestro es una simbiosis, cada uno cumple una función en beneficio propio, pero también del otro.
Quien diga que después de tantos años, no murmuró alguna de las frases anteriores, seguramente está mintiendo.
A veces me pregunto cómo será envejecer para una mujer soltera. Después de tantas crisis de por medio, cada vez me parezco más a mi madre.
Yo no uso ruleros ni me hago limpiezas de cutis con rodajas de pepino, pero vivir bajo el mismo techo, terminó con cualquier intento de conquista posible. Yo entiendo que no resulta excitante una mujer con calzas y un plumero en la mano. Tampoco ratonea ver a una señora que se acuesta a dormir con las medias puestas para calentarse los pies.
Pero la vida conyugal es así. A mí tampoco me ratonea observar a mi marido "reventarse" un grano frente al botiquín del baño. Y mucho menos me agrada cuando estoy apurada por entrar...
A él no le gusta cómo aprieto el pomo del dentífrico. Pero yo odio que deje la tabla del inodoro mojada. Y todavía se atreve a decirme que en casa hay dos hombres y una mujer, de modo que es más conveniente dejar la tabla levantada y que yo la baje cuando me haga falta. ¡Qué coraje!
Hace 15 años que discutimos por las mismas pavadas.
Él no se banca que yo esté tanto tiempo en la PC. Pero yo no tolero que deje la ropa que usó durante toda la semana apilada en el piso. Él me odia cuando estoy de mal humor por las mañanas. Y yo ya no soporto que intente tocar la guitarra. Él no tolera que le diga que no me pasa nada, cuando me ve con cara de culo durante tres días. Y yo lloro cuando suena el despertador a las 6:30 y lo veo durmiendo como una marmota.
Y la lista sigue y sigue, pero sería interminable para contar.
Yo se que en el fondo, nos queremos...MATAR.

Lo que van a leer a continuación, es cómo intenta colaborar el hombre de la casa, aunque siempre le salga mal. Seguramente, estas vivencias son comunes a la mayoría de los matrimonios. Para serles sincera, cuando les pasa a los demás, me río. Pero cuando me suceden a mí, lloro.

1)UNIÓN FAMILIAR:
Si hay algo que disfruto en la vida, son los domingos por la mañana. Sin apuros, sin obligaciones y SIN VISITAS, este día es solamente para descansar...A veces.
-Gorda...¿Le decimos a mamá que le avise a la tía Pepa que la invitamos hoy a comer? Y de paso que venga mi primo con la mujer y los chicos. ¡Hace tanto tiempo que no nos vemos!

-¿Pero justo hoy? Yo quería quedarme en casa tranquila. No. Dejalo para otro día. Después queda todo hecho un chiquero.

-Dale, yo te ayudo.

-Está bien. Compramos unas pizzas y listo.

-No, dejame cocinar algo. No vienen nunca. No vamos a poner solamente unas pizzas en la mesa...

CONCLUSIÓN:
Él me ayudó (es cierto), cocinando, porque es lo que le gusta hacer. Yo limpié. Todos comieron. Yo limpié. Todos se fueron (con mi marido que los llevó en el auto). Yo seguí limpiando.

2)NO ME TOQUEN EL LAVARROPAS:
Creo que en esta época las mujeres podemos prescindir de nuestros maridos. Pero del lavarropas jamás. El problema surge, cuando el hombre de la casa pretende poner una mano sobre el tan preciado artefacto.

-¡Gordo! El lavarropas está perdiendo agua. ¿Llamamos al técnico?

-¿Estás loca? Con lo que cobra...Dejame que veo si lo puedo arreglar.

-¿Y, qué era?

-Creo que ya está. El burlete estaba roto. Con $100 tenés un lavarropas nuevo.

Rato más tarde...

-¡Gordo...El lavarropas sigue perdiendo. No era el burlete. Fijate!

-¡Qué cagada! No sé qué podrá ser. No lo uses por las dudas, a ver si todavía se quema el motor.

-¿Entonces llamo al técnico?

-No hay un mango. Esperá hasta que cobre.

CONCLUSIÓN:
Gastamos $100 al pedo. Hace 10 días que cargo 10 kilos de ropa en una bolsa pedorra para llevar al lavadero automático y estoy con las cuentas en rojo. Los pantalones de mi hijo, ahora sirven para el verano, porque se transformaron en pescadores. Y todavía tengo que llamar al técnico...

3)DE LA CHATARRA CON CUATRO RUEDAS:
Tuve suerte. Mi marido no es de esos tipos locos por el auto. Nada que ver. Más bien, les diría que le importa tres pitos si anda. El problema asoma cuando uno está apurado...

-Gordo...Me voy al médico.

-Esperame que te llevo con el auto.

-Bueno, dale porque no quiero llegar tarde.

-Uyyy, no arranca.

-Bueno, me tomo el colectivo.

-No, esperá. Esto tiene que arrancar. Voy a ver qué es. Ayudame a empujarlo un poquito.

Después de un rato...

-No hay caso. Tomate el colectivo nomás...

CONCLUSIÓN:
Demasiado tarde para el colectivo. A esa hora, ni en helicóptero llegaba al médico. Además, mi atuendo impecable, parecía el mameluco del mecánico de la esquina. Pero no importa. Pedí otro turno. Total, en la obra social las demoras son de sólo 3 meses...

4)MALDITOS APARATOS:
Cuando los maridos quieren ayudar, generalmente empiezan los problemas.
Hace unos días, casi quemo la aspiradora. Parece que había colocado mal la bolsa en su interior y el polvillo tapó el filtro, recalentándose así ese artefacto maldito. Moderno como pocos, pero semejante a un rompecabezas de 5000 piezas, procedí a desarmarlo con el manual de instrucciones en mis manos. Giré el aparato para sacudirlo y quitarle la mugre asquerosamente acumulada en los rincones y lavé uno por uno todos los repuestos extraíbles.
Cuando mi marido llegó, casi me mata.

-¿Cómo recalentada? ¿No te diste cuenta de la bolsa?

-¡No!

-A ver, dejame...

Si hay algo que me revienta, es que hagan las mismas cosas que yo hice cinco minutos antes. Como si mi esfuerzo no sirviera y mi incipiente conjuntivitis (por el polvillo inmundo) no alcanzaran, el solucionador de problemas humano, procedió a registrar el interior de la aspiradora.

-Traeme el secador de pelo. (Me dijo) Le doy un poquito de aire para sacar lo que queda de tierra.

Y lo dejé allí, "trabajando", esperanzada de que esa cosa volviera a funcionar algún día. Pero de pronto escuché una especie de explosión que me llevó nuevamente al lavadero. Vi a mi marido con la cara pálida, mirándome horrorizado. Y en voz baja me preguntó:

-¿Más o menos, cuánto cuesta un secador?

CONCLUSIÓN:
Estoy contentísima con los resultados. Ahora, cuando quiero secarme el cabello, agarro la aspiradora, la doy vuelta, y con el vientito que sale de la parte posterior, en una patada estoy peinada.

Para mí, el matrimonio siempre fue sagrado. Me casé suponiendo que sería para toda la vida y espero que así sea. Creo en la familia y apuesto todos los días a ella. Y me imagino viejita, al lado de la persona que elegí para compartir este camino. Yo no tengo el culo de Jésica Cirio. Pero, vamos que mi marido tampoco es Brad Pitt. Y para ratificar mi buena voluntad de mantener la pasión, aunque sea descalza y con las medias puestas, aquí va
5)EL BROCHE DE ORO:
Hace un tiempito, le planteé a mi marido que para ser felices, además de mucho cariño y mucha tolerancia, teníamos que volver a ser demostrativos. Una caricia afectuosa, un beso en la frente o una palabra de aliento, son buenos remedios caseros para seguir adelante cada día. Pero en el camino, cometí un error imperdonable al indagar demasiado:
-Gordo...¿Me querés?
-¿?
-¿No me vas a contestar?
-¿Qué querés que te conteste?
-Lo que te pregunté.
-¿?
-¿No me vas a contestar?
-Y, si me preguntás boludeces...

2 comentarios:

Ray Escobar dijo...

Amiga FABIANA:
A ver... hay un dicho: "Las mujeres son para amarlas, no para comprenderlas" y creo que eso puede aplicar también para los hombres...
Esto es muy complejo aunque no lo parezca... casi que me vi dibujado en tu cotidianidad... pero se que muchas veces ustedes, nuestras amadas esposas, ponen el acento en algunas cosas que para nosotros no lo lleva... y no quiero decir que no sean importantes, solo que quiza para nosotros es tácito...
A veces el día a día nos va llevando hacia terrenos más escarpados cada vez y de los que bajar se nos hace muy difícil luego...
En días pasados mi esposa me preguntó que si yo creía que ella era inteligente y bella...
Por Dios!... si que es una mujer muy inteligente y aun me parece la mujer más bella de mi mundo... y se lo dije en ese momento... pero que puede saber uno que está pasando por esa cabecita?... como saber que le llevo a formularme esa pregunta?... es demasiado complicado y creo que la simplicidad da mayores felicidades y es mucho más bella...
Muchas veces nos andamos preguntando cada estupidez (lo digo por mi) que no hace más que complicarnos la vida... si solo nos dedicáramos a disfrutar de lo que tenemos, de lo que somos y de nuestras vivencias tendriamos la mitad de la batalla ganada...
No pongamos nuestra felicidad en lo que pudiera ser, pongamos nuestro empeño en ser felices con lo que somos... y que no suene a conformismo, ni resignación... que suene a amor por lo que nos rodea.
Saludos...
Ray Escobar

Fabiana dijo...

Bueno Ray, yo no sabía que era tan complicado entendernos. Pero si no pueden hacerlo, al menos disimulen un poco.

SEGUIME VOS TAMBIÉN