RELATOS COTIDIANOS: LA HISTORIA DEL KAVANAGH

16 diciembre 2008

LA HISTORIA DEL KAVANAGH

El edificio que nació por el despecho de una mujer


¿Puede el mal de amores llegar a la arquitectura? ¿Es cierto que el que fuera el mayor edificio de Sudamérica nació de una revancha sentimental?

Aquí la historia del Kavanagh, la construcción del barrio de Retiro que condensa el despecho y amor propio de una legendaria mujer.
Ubicado en la intersección de Florida y San Martín, su imagen jamás puede pasar desapercibida entre los transeúntes. Pero sí, la historia que se esconde detrás de esa mole escalonada con estilo racionalista.
En la década del 30, Corina Kavanagh era una hermosa y decidida mujer. Proveniente de una familia enriquecida, llamados despectivamente "nuevos ricos", por su sangre no corría linaje patricio pero sí ansias de trascender. Cuentan que por aquellos años la mujer había mantenido una historia de amor con un joven de alta alcurnia hijo de Mercedes Castellanos de Anchorena, la que se oponía tajantemente a la relación y que logró hacer que terminara. Dicen que dolida, humillada y decidida a tomar revancha, Corina elaboró una venganza sin sangre… pero con ladrillos.
Nada desvelaba más a los Anchorena, sus rivales, que la construcción de la Basílica del Santísimo Sacramento, hoy un templo abierto a la comunidad pero por aquellos años realizado a pedido de la familia para que se convirtiera en el sepulcro familiar. La familia vivía en el palacete que hoy es la Cancillería, justo del otro lado de la Plaza San Martín. Pero la intención de la matriarca de los Anchorena era comprar un lote vacío que estaba justo enfrente de la iglesia, para construir su nueva mansión y que la parroquia quedara así anexada.
Dispuesta a golpear donde más duele, cuentan que Corina Kavanagh redobló la apuesta y tras comprar el solar, ordenó al estudio de los arquitectos Sánchez, Lagos y de La Torre (célebre en la época) la construcción de un gran edificio con una sola intención: tapar completamente la visual de la iglesia desde muchos ángulos. Pero, y principalmente, desde los ventanales de la mansión de los Anchorena.
El terreno donde hoy se sitúa el Kavanagh pertenecía al hotel Plaza y, según el mito urbano, la mujer aprovechó un viaje de su archienemiga Anchorena para adelantarse a la compra del lugar. Para lograr su cometido, cuentan que la mujer vendió tres estancias que poseía en Venado Tuerto.
Tan sólo 14 meses demoró el levantamiento del edificio (entre el 1934 y el 1936), mole que, entre otros récords, ostenta el de haber poseído el primer aire acondicionado central de la Argentina. Su forma escalonada, además de seguir un estilo racionalista, responde también a las restricciones del Código de Edificación de aquel entonces que fue limitando su tamaño original.
Cuenta con 33 pisos y 113 departamentos de lujo (todos completamente distintos entre sí) donde, entre otras personalidades, viven el ex Ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, Joaquín Morales Solá y la diputada Alicia Castro.
Con 3 ascensores, 5 entradas independientes, 5 escaleras, locales en la planta baja y estacionamiento, resultó una verdadera novedad para la época, que se vio sorprendida por cómo el inmenso lugar se nutría de una pileta, talleres de lavado y planchado, cámara frigorífica para pieles y alfombras, sistema telefónico central y depósitos de seguridad.
El objetivo fue estrictamente cumplido: hoy, desde el único lugar donde se puede ver la iglesia es el pasaje que corre entre el hotel Plaza y la torre, que se llama"Corina Kavanagh".

16 comentarios:

Ivana Carina dijo...

Guarda con las Corinas! jajajaa!

Qué historia, Fabiana querida!!

Me encanta este tipo de entreverados entre los nuevos ricos (piojos resucitados, decía mi abuelo, aaajajja!) y los de la alta alcurnia....

Haaarrmmoossa historia de venganza..... Y seee, me gustan los chusmeríos... jajajja!

Besotes!!!

Anónimo dijo...

Me encantó la historia, gracias por traerla y compartirla!!!

Y si por despecho doña Corina mandó a construir este edificio... no quiero pensar lo que hubiera hecho por celos!!! ajajajaaaaa

Saludos!!!

Anónimo dijo...

Qué interesante, Fabi! desconocía esta historia. Y qué mujer! menos mal que se le dió por los ladrillos y cemento (y no ladrillos solos para otros cometidos) je.

Muy buena!
Un beso

Fabiana dijo...

Ivana Carina: ¿Lo de las Corinas es por algo en particular?
No se metan conmigoooooo.
¿Y a quién no le gusta el chusmerío?
Besos.

Cando: Últimamente estoy muy generosa y suelo compartir todos mis secretos. Jaja.
Me alegra que te haya gustado.
Abrazos.

Marce: En estos tiempos podría haber reemplazado los ladrillos por ceniceros. Jaja.
Saluditos.

Anónimo dijo...

Y...yo creo que sí! jaj

Paola Florio dijo...

Fabi me encantó el relato! La verdad qeu no tenia idea, gracias por compartirlo, ese edificio es hermoso, siempre me llamó la atención pero no sabia su historia. Un beso grande!

TORO SALVAJE dijo...

Yo creo que eso es muy posible.
Fijo que si.

Besos.

Fabiana dijo...

Marce: Será algo así como un ladrillazo Susanesco. Jaja.
Un beso.

Capitana: Casi nadie conoce esta historia. Creo que ni la protagonista...
Saluditos.

Toro Salvaje: ¿Tanta seguridad porque era una mujer? Jaja.
Un abrazo.

Claudia Sánchez dijo...

Que historia tan interesante!
Si hubiera habido más mujeres inteligentes con más poder... otra hubiera sido nuestra historia seguramente!
Saludos!

Fabiana dijo...

Claudia: ¡¡¡Pero esta mujer se pasó de la raya con su poder!!!
Te mando un beso.

Anónimo dijo...

Comola revista. MUY INTERESANTE
Diego Aler Peña

Fabiana dijo...

Diego: Gracias. Y bienvenido.

gamar dijo...

Menos mal que no hay muchas así, si no, no habría más sol.
Che, pero volviendo al chisme...que paso con el pibe?

Linda historia, te dejo un beso desde muy lejos

Fabiana dijo...

Gamar: No tengo idea de qué pasó con el novio. Pero me causó gracia lo del sol. No lo había pensado pero en la década del 30, semejante mole debe haber sido un atentado contra el medio ambiente.
Un saludo.

Minombresabeahierba dijo...

de chico me fascinaba ir a la confiteria del ultimo piso (ah soy hijo unico jaja) besos

Fabiana dijo...

Minombresabeahierba: Te soy honesta, nunca pasé por la puerta del Kavanagh. Pero cada vez que lo veo en algún artículo me fascina. Sobre todo sabiendo de su antigüedad.
Es un lujo.
Buen fin de semana.

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