El deporte de «M», había sido elegido por mí.
Cuando cumplió 4 añitos, me enamoró la idea de llevarlo a un natatorio. Me parecía fantástico que aprendiera a nadar y me encantaba que hiciera lo que yo nunca quise: agitarme realizando cualquier actividad física. Y así lo hizo con muchas ganas durante tres años. Pero cuando terminó primer grado, durante las vacaciones de verano, cada vez que regresaba de la colonia, yo percibía un singular interés por aquel deporte al que siempre le había dado la espalda.
Con el tiempo, supimos que el dueño del club, jugaba el papel de profesor de fútbol y que él mismo, dirigía una escuelita en pleno corazón de nuestro barrio.
Al comenzar «M» segundo grado, volví a inscribirlo en sus clases de natación, pero grande fue mi sorpresa cuando el pequeñín de la familia, decidió abandonar dichas clases, argumentando que se cansaba mucho. Días después, me cerró su decisión; su deseo era inscribirse en la escuelita de fútbol 5.
Sabíamos que era conveniente respetar su sensatez, de modo que aceptamos la propuesta. Las clases se desarrollaban dos veces por semana, en horas de la tarde.
Rápidamente se relacionó con otros niños y se lo veía feliz disfrutando de las jornadas de entrenamiento.
Sin dudas, el club, había pasado a formar parte de sus cosas más preciadas. Pero el primer traspié llegó, cuando nos llamó el profesor para pedirnos que anotáramos a «M» en la federación de fútbol para la cual competían, así podría ser parte de los torneos pertinentes.
Mi chiquito recién había comenzado las clases de jornada completa, ya estaba entrenando dos veces por semana y, si accedíamos, íbamos a comprometernos a llevarlo a jugar todos los sábados del año…
Yo supuse que nos tomaríamos un tiempo para analizar la situación, pero mi marido aceptó inmediatamente.
Bueno –pensé- Torneos interbarriales los sábados…No es tan grave…
Hasta que consultamos el fixture.
Los partidos locales, se jugaban en nuestro club, situado en el centro del barrio de Caballito. Y los visitantes, se alternaban entre otros clubes de Capital Federal y algunos que…bueno: Gregorio de Laferrere, San Martín o Ingeniero Budge, entre otros.
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EL 16 DE NOVIEMBRE DE 2007