RELATOS COTIDIANOS: CAPÍTULO 1 EMBARAZO Y NACIMIENTO (bajo licencia de Creative Commons)

13 enero 2009

CAPÍTULO 1 EMBARAZO Y NACIMIENTO (bajo licencia de Creative Commons)

Nunca comprendí demasiado de qué se trataba.
Si bien de pequeña jugaba a las muñecas, jamás me incliné por la docencia, ni por cuidar niños ni me ha dado por babosearme al ver un bebé. Es más, siempre supe que prefería tener un perro antes que un hijo. Claro, hasta que nació él. Entonces descubrí que eso que yo sentía era el instinto maternal.

En algún momento de mi vida, había comenzado a preocuparme la falta de ganas de tener un hijo. Ya sea por mandato familiar o social, o simplemente por un deseo personal, todo el mundo quiere tener hijos. Hasta los animales tienen instinto con sus crías. ¿Cómo podía ser que yo no sintiera esa necesidad?

Debí pasar por la horrible e inevitable experiencia de toda mujer. Si no estás de novia, se comenta que quedarás solterona. Una vez conseguido el candidato, el tema es el matrimonio, y ya instalada en él, la duda de los familiares y amistades de los familiares es, si no podrás tener hijitos.

El mío, no fue un embarazo problemático. Más bien, todo lo contrario. Sin náuseas, ni malestares, transcurrió normalmente durante 35 semanas hasta que rompí bolsa y tuve que salir corriendo a la clínica. Aún no me había hecho a la idea de lo cercano de la maternidad, de modo que la internación no programada me resultó un tanto traumática. Pero no tuve más remedio. Ya tenía cuatro centímetros de dilatación y el parto sería inminente.

Una vez más, gracias a mi obsesión por el orden, el bolso esperaba en el armario desde hacía unos días, de manera que nada había quedado librado al azar.
Pasé toda la noche en la sala de pre-partos, soportando extracciones, inyecciones y estudios que me efectuaron. Pero lo que más me alteraba, sin dudas, eran los gritos de otras parturientas a punto de dar a luz, con quienes compartía la sala. No soportaba la idea de lo desconocido viendo ese panorama desgarrador.
Mientras era monitoreada permanentemente para controlar que el bebé estuviera en perfecto estado de salud, el médico de guardia se asombraba por la ausencia de dolores que yo le describía, ya que él advertía contracciones cada vez más fuertes.

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ESTA OBRA QUEDÓ REGISTRADA EN LA DIRECCIÓN NACIONAL
DEL DERECHO DE AUTOR EL 16 DE NOVIEMBRE DE 2007
BUENOS AIRES - ARGENTINA
EXPEDIENTE Nº: 618741
FORMULARIO Nº: 145024










4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno que empiece a compartir con nosotros su obra, doña querida!!!

Un gusto leerla e ir conociendo esta historia!!!

Abrazotes y mi candor!!!

apuntoalcielo dijo...

escribir se ha transformado en mi mejor terapia... exprensando libremente pensamientos, ideas, y sentires que son necesarios de dejar plasmados en algún rinconcito. hay veces es que es fascinante ser leído, sobretodo cuando hay esa conexión empática entre el mensaje que se deja, y lo satisfecho que se queda el lector. me ha gustado mucho tu espacio ... sigue escribiendo y bueno te invito a que le eches un vistazo a mi blog.

un abrazo y sigue tus instintos.

TORO SALVAJE dijo...

Es la cuarta vez que vengo al post, y no sé que decir....

Me siento como un pez en un armario.

Besos.

Fabiana dijo...

Cando: Había que tener paciencia nomás.
Un besote.

Apuntoalcielo: Bienvenida. A mí también me resulta terapéutico escribir. Suelo expresar mis pensamientos mucho mejor que si lo hiciera verbalmente.
En cuanto pueda me doy una vuelta por tu blog.
Saludos.

Toro Salvaje: No puedo creer que te hayas quedado sin palabras...
Justamente vos, jaja.
Un abrazo.

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