Un padre judío, con la mejor de las intenciones, había enviado a su hijo al colegio más caro de la colectividad.
Pese a sus intentos, Samuel no daba pie con bola. Sus espantosas calificaciones se repetían mes a mes, hasta que el padre se cansó:
-Samuel, escuchame bien lo que te voy a decir. Si el próximo trimestre tus calificaciones no mejoran, te voy a mandar a estudiar a un colegio católico.
-Samuel, escuchame bien lo que te voy a decir. Si el próximo trimestre tus calificaciones no mejoran, te voy a mandar a estudiar a un colegio católico.
Al mes siguiente, las notas de Samuel fueron una tragedia sólo comparable con el hundimiento del Titanic, por lo que el padre llevó a cabo su promesa. Logró conectarse con un Obispo que inmediatamente le recomendó un excelente colegio franciscano.
Samuel fue mejorando sustancialmente sus notas y comportamiento al punto de quedar en el cuadro de honor.
-¿Samuel, qué te pasó que te ha ido fantásticamente? ¿Cómo ha sucedido este milagro?
-No se, papá. Me presentaron a todos los compañeros y profesores y luego fuimos a la Iglesia. Cuando entré vi a un hombre crucificado con clavos en las manos y los pies y con cara de haber sufrido mucho. Entonces pregunté:
-No se, papá. Me presentaron a todos los compañeros y profesores y luego fuimos a la Iglesia. Cuando entré vi a un hombre crucificado con clavos en las manos y los pies y con cara de haber sufrido mucho. Entonces pregunté:
-¿Quién es Él? Y un alumno de los cursos superiores me respondió:
-Él era un judío igual que vos...
Entonces pensé... ¡Carajo, acá hay que estudiar! ¡Acá no se jode!
-Él era un judío igual que vos...
Entonces pensé... ¡Carajo, acá hay que estudiar! ¡Acá no se jode!
Va Samuel, al Banco Israelita y se acerca al cajero.
-Buenos días Samuel. (Lo saluda el cajero atentamente).
-Buenos días. Vengo a sacar un crédito de 1 dólar.
-¿Un dólar ? Pero Samuel, le retiro esa cifra de cualquiera de sus cuentas o inversiones y solucionado el problema.
-No, yo quiero un dólar de crédito a pagar en un mes. Si no da crédito, Samuel retira inversión, retira dinero, retira joyas, retira todo.
-Buenos días Samuel. (Lo saluda el cajero atentamente).
-Buenos días. Vengo a sacar un crédito de 1 dólar.
-¿Un dólar ? Pero Samuel, le retiro esa cifra de cualquiera de sus cuentas o inversiones y solucionado el problema.
-No, yo quiero un dólar de crédito a pagar en un mes. Si no da crédito, Samuel retira inversión, retira dinero, retira joyas, retira todo.
-¡Pero no Samuel, no es para tanto! Si usted quiere el crédito se lo damos (y le acerca los papeles para que los firme).
-¿Cuánto es interés?
-3% mensual.
-Está bien, pero quiero dejar en garantía de pago mi BMW.
-No Samuel, no es necesario, con sus cuentas es más que suficiente.
-Si no deja mi BMW de garantía, retira inversión, retira dinero, retira joyas, retira todo.
-Esta bien Samuel, puede dejar su BMW en garantía en la bóveda del Banco hasta dentro de 30 días.
-¡Perfecto!
Vuelve Samuel a su casa y le dice a su esposa:
-Ruthie, Ruthie, ya podemos tener vacaciones tranquilos, conseguí estacionamiento por $1,03 el mes completo.
-¿Cuánto es interés?
-3% mensual.
-Está bien, pero quiero dejar en garantía de pago mi BMW.
-No Samuel, no es necesario, con sus cuentas es más que suficiente.
-Si no deja mi BMW de garantía, retira inversión, retira dinero, retira joyas, retira todo.
-Esta bien Samuel, puede dejar su BMW en garantía en la bóveda del Banco hasta dentro de 30 días.
-¡Perfecto!
Vuelve Samuel a su casa y le dice a su esposa:
-Ruthie, Ruthie, ya podemos tener vacaciones tranquilos, conseguí estacionamiento por $1,03 el mes completo.
Un judío está agonizando y le dice jadeante a su único hijo:
-Isaac, como estoy próximo a morir, quiero que sepas que las siete casas, los tres edificios, los treinta taxis, la fábrica de telas, las dos fincas, las ocho tiendas, las joyas, los títulos, los valores, las esculturas...
-Sí, Papi.... ¿Me los dejás?
-Te los vendo baratos... Baratos...
-Te los vendo baratos... Baratos...
Están dos judíos perdidos en medio del mar en un bote de remos. Llevan una semana sin probar bocado ni tomar agua, cuando de pronto ven una lancha de rescate de
Finalmente, la lancha termina por alcanzarlos y los médicos de la
-¿Qué les pasa? ¿Por qué huyen?
-Ya colaboramos, ya colaboramos.
Dios les preguntó a los Romanos:
-Ustedes quieren un Mandamiento?
-¿Cuál sería el Mandamiento, Señor?
-¡No matarás!
-No, gracias. Eso interrumpiría nuestras continuas conquistas.
Entonces Dios les preguntó a los Egipcios:
-¿Ustedes quieren un Mandamiento?
-¿Cuál sería el Mandamiento, Señor?
-¡No cometerás adulterio!
-No, gracias. Eso arruinaría nuestros fines de semana.
Dios entonces les preguntó a los Sirios:
-¿Ustedes quieren un Mandamiento?
-¿Cuál sería el Mandamiento, Señor?
-¡No robarás!
-No, gracias. Eso arruinaría nuestra economía.
Y así Dios fue preguntando a todos los pueblos hasta llegar a los Judíos:
-¿Ustedes quieren un Mandamiento?
-¿Cuánto costaría?
-Es gratis.