No tenía previsto publicar una entrada de esta índole. Ustedes saben que a pesar de ser muy frontal, he decidido evitar ciertos temas que lo único que consiguen
es provocar irritación y polémicas que,
generalmente no llegan a nada.
Pero sucedió que recibí un comentario que reflejó una pequeña molestia ante
la publicación de la
Reflexión del post anterior.
Antes que nada, quiero que sepan que Relatos Cotidianos estuvo y está siempre abierto para recibir diferentes opiniones. Todas son bienvenidas porque la pluralidad nos pemite pensar y debatir para sacar conclusiones y muchas veces para despejar dudas.
Por un lado porque respondo todos los comentarios sin excepciones y
por otra parte
porque quería explayarme con tranquilidad para referirme a
algunos puntos que no quedaron
demasiado claros,
es que decidí hacer de esta entrada una respuesta abierta:
Supongo que casi todos habrán pasado por alguna experiencia desagradable con estas mismas características:
Tratando de organizar el viaje de egresados de 7º grado, en aquellas interminables reuniones, he visto "llorar" a más de uno por no poder pagar dicho viaje.
He visto padres intentando solicitar liberados, pero con la única finalidad de conseguir lo que querían sin hacer demasiado esfuerzo o simplemente para no relegar a un segundo plano sus propias vacaciones.
Por otra parte, conocí chicos y padres que se corrieron a un costado sin presenciar siquiera la primera de las reuniones porque, por su situación económica dieron por descontado que el viaje de fin de curso sería un imposible.
He conocido de cerca el caso de quien solicitó una beca para el comedor de la escuela pública a la que concurría mi hijo, sólo para aliviar el presupuesto familiar. Y como contrapartida, también fui testigo directa (fui parte de la Comisión Cooperadora de esa escuela) de la negativa ante el pedido de la misma beca a un compañero de mi hijo, cuya madre desocupada era único sostén de familia.
Cuando publiqué el post anterior, lo hice con la intención de reflejar en esa reflexión lo que, a mi entender, nos está pasando a nosotros.
Transcribí los datos de Rogers tal cual los recibí hace unos meses, aunque nunca pude corroborar fehacientemente si fue o no gobernador de Massachusset. Pero tampoco me pareció un dato relevante el origen de la frase. Sí lo fue su contenido y a él me remito.
La anécdota del viaje, como así la de la beca, son el mejor ejemplo de lo que nos sucede hoy.
Los que nada tienen, generalmente a nada acceden porque detrás de ellos siempre hay alguien dispuesto a sacar provecho de la situación.
Claro que estoy de acuerdo con que el que tiene, debe aportar lo que le corresponde. Pero la función del Estado es administrar correctamente nuestros impuestos para que ellos vuelvan a la gente en educación, salud, seguridad y subsidios para quienes sí los necesitan.
En pocas palabras, la tarea de distribución debe tener como única finalidad asegurar el bienestar de la gente para que todos accedamos a una vida digna.
Un subsidio, una ayuda social o una beca deben ser recibidos por quienes no consiguen trabajo o por aquellos que lo han perdido. Por quien no tiene un techo digno o por alguna situación particular que así lo requiera. Pero nada más.
Siempre consideré que los verdaderos logros personales son los que se consiguen con esfuerzo. No importa cuan grandes sean. Lo realmente válido es poder decir que lo mucho o poco que uno tiene ha sido ganado en buena ley, es decir trabajando.
Muchas veces oí el dicho: "No hay que regalar pescado. Hay que enseñar a pescar". Y estoy de acuerdo con él. Cuando se acostumbra a la gente a recibir dádivas, luego es muy difícil quitárselas porque son consideradas un derecho adquirido.
Lamentablemente de esta forma se ha perdido la cultura del trabajo, por lo cual, muchos prefieren hacer colas para cobrar una "miseria social" que ir a buscar trabajo. Esta es nuestra realidad, aunque muchos no la quieran ver.
Para mí, los Estados Unidos no son el mejor ejemplo de sociedad. Pero nosotros, tampoco.
Fabiana