Eran cerca de las 10 de la noche. La calle estaba vacía y el frío se hacía sentir hasta en los huesos. Bolsita en mano, trataba de acelerar el paso para llegar lo más rápidamente posible a casa; aunque en este caso, el regreso no dependía de mí.
Él, con su lento andar y su extremada paciencia disfrutaba del último paseo del día.
Mientras encontraba un árbol que resultara de su agrado, yo me distraía tratando de divisar alguna sombra humana sobre aquel desierto invernal. Fue entonces cuando a lo lejos comencé a distinguir la silueta de un hombre que caminaba hacia mí. Detrás de él, a toda marcha y olfateando todo cuanto estuviera a su alcance, su corpulento Rotwailler se acercaba a toda velocidad.
Crucé la calle casi por instinto. Terrible animal suelto y sin bozal era un peligro latente para mi querido Manu.
Desde la vereda de enfrente seguí observando sus movimientos al tiempo que una moto aparecía en escena casi encima de ellos.
El dueño del perro en cuestión se salió de sus casillas y no dudó en increpar al chico del delivery por conducir donde no correspondía, mientras este último, trataba de justificarse explicándole inútilmente que sólo había subido a la vereda para ver la numeración de las casas.
El muerto se rió del degollado. Aquel hombre mayor, de bigotes y voz ronca no paró de agredir al pibe hasta conseguir que bajara con su moto al empedrado.
Seguramente el viejo huraño sintió haber hecho justicia a fuerza de maltratar verbalmente al pobre laburante. Pero lo que no debe haber advertido el caballero fue que, al tiempo que conseguía las disculpas del muchacho, su perro caminaba libremente a unos cuantos metros de distancia solo y sin control alguno e ignoraba la materia fecal que la misma mascota había dejado en la puerta de una vivienda vecina.
"Ver la paja en el ojo ajeno" es el refrán que mejor le cabe a este suceso.
¿Por qué lo menciono? Porque hoy es el Día del Animal. Me gustan los animales, adoro a mi perro y al ver su comportamiento comprendo que son la mejor creación de Dios. Por su nobleza, por todo el amor que brindan sin esperar nada a cambio y por su inigualable fidelidad he dejado de tildar de "animal" a quienes obran de manera incorrecta porque esa palabra les queda demasiado grande...