RELATOS COTIDIANOS: septiembre 2010

28 septiembre 2010

PEQUEÑAS ANÉCDOTAS PARA SONREÍR

Yo tengo la costumbre de andar hurgando casi diariamente por mi contador de visitas. Y no es que me desvele saber cuántas personas pasan por Relatos cotidianos. No. Pero me encanta saber para qué usa la gente los buscadores más populares.

Y les cuento que a raíz de ello, me llevé muchas sorpresas. La gente es curiosa y teclea las cosas más insólitas.

Por las dudas les aclaro que en este blog no hay textos ni imágenes de contenido erótico, así que no se molesten en buscarlas. Pero desde hace meses, gana por lejos el tema de las anécdotas. Más o menos 20 personas por día ingresan buscando los post sobre este tema.

Así que les dejo los link para que lo hagan también ustedes y así de paso sonríen un poco (que buena falta les hace)





¡Que se diviertan!


21 septiembre 2010

EN EL DÍA DE LA PRIMAVERA... ¡A REÍR!

LA VIUDA

Francisco invitó a su amigo Carlos a esquiar. Cargaron todo en su camioneta, y se fueron a Las Leñas.
Apenas entraron en Mendoza, el tiempo se puso muy feo. El cielo se oscureció, empezó a soplar un fuerte viento inesperado para esa época del año, y los primeros ramalazos de aguanieve sacudieron el vehículo.
En ese momento vieron las luces de una estancia sobre la ruta. Sin dudarlo, enfilaron hacia la casa para pedir refugio.
Salió a recibirlos una mujer vestida con pantalones y camperón que no lograban ocultar su esbelta figura, con los cabellos rubios ensortijados y húmedos.

-Acabo de dar una vuelta para controlar que todo está en orden y veo que esta noche vamos a tener una fuerte tormenta. Pero sucede que yo he quedado viuda hace pocas semanas, y si los dejo dormir en mi casa temo que la gente hable; es algo que no me gusta para nada y que no me conviene.

-No se preocupe, señora. dijo Francisco. Nos basta con que deje que metamos la camioneta en las caballerizas que se ven al lado de la casa. Podemos refugiarnos ahí para pasar la noche. Nos iremos a primera hora de la mañana.

La señora aceptó. Ambos hombres se dirigieron a las caballerizas y se acomodaron para pasar la noche. No bien despuntó la mañana se encontraron con que el tiempo había aclarado, y viendo que en la casa estaba todo en silencio y con las persianas cerradas, se marcharon.
Ese fin de semana ambos disfrutaron de lo lindo esquiando en Las Leñas.

Nueve meses después, Francisco recibió una carta inesperada enviada por un estudio jurídico. Se devanó los sesos pensando de quién podía tratarse, hasta que al fin se dio cuenta de que era de los abogados de esa atractiva viuda que habían conocido aquel fin de semana en Mendoza.

Subió a su camioneta y se fue a casa de su amigo Carlos.

-¡Carlos, quiero preguntarte algo! ¿Te acordás de esa viuda tan buena moza de...?

-Sí, me acuerdo.

-Decíme la verdad. ¿Esa noche, mientras dormíamos en la camioneta te levantaste y fuiste a la casa a verla?

-Sí. Sí lo hice. Confesó Carlos, algo avergonzado al haber sido pescado en falta.

-¿Por casualidad le diste mi nombre, haciéndote pasar por mí, y le diste mi dirección como si fuera la tuya? Preguntó Francisco con voz incrédula.

-Sí, lo siento, viejo; yo tenía en la billetera la tarjeta que me habías dado cuando te mudaste, y se la di. Vos no tenés compromisos, vivís solo, sos más canchero para defenderte en caso de problemas...  ¿Por qué? ¿Pasó algo?

-¡Murió el mes pasado, y me dejó toda su fortuna!



ABOGADOS

Dos trabajadores estaban caminando por el costado de la ruta, volviendo de una fábrica donde habían trabajado duro el día entero, cuando un abogado, que venía a toda velocidad, con su auto importado, los atropelló.

Uno de ellos atravesó el parabrisas y cayó dentro del coche del abogado y el otro voló bien lejos, a unos diez metros del lugar del accidente.

Tres meses después, ellos salieron del hospital, y para sorpresa general, inmediatamente fueron a la cárcel. Uno por invasión de propiedad privada y el otro por huir del lugar del accidente.

 

DOS CORTITOS

Alumno de Derecho al presentarse a un examen oral.
-¿Qué es un fraude?
-Es lo que el señor profesor está haciendo.
El profesor queda indignado.
-¡Lo que faltaba! ¡Explíquese!
Entonces el alumno dice:
-Según el Código Penal, comete fraude todo aquel que se aprovecha de la ignorancia del otro para perjudicarlo.


Una persona llega al estudio del abogado más caro de la ciudad, y al entrar le dice:
-Sé que usted es un abogado muy caro, pero por $1.000.- ¿ Puedo hacerle dos preguntas?
El abogado responde:
-Claro, ¿Cuál es la segunda?

 

13 septiembre 2010

EL SEXO FUERTE (bajo licencia de Creative Commons)

El despertador sonó a las 6.30. Es lunes. Con sueño todavía lo apagué y remoloneé cinco minutos más.
Me levanté de un salto por miedo a quedarme dormida. Pasé por el baño y corrí a la cocina apurada por calentar un poco de agua para prepararme los primeros mates del día. Hacía frío pero entre corrida y corrida olvidé encender la estufa.

Con un ojo todavía cerrado por el madrugón, puse a funcionar el lavarropas. Primera tarea cumplida. Sin más, entré al dormitorio de "M" para despertarlo, tirándole (como todos los días) la ropa encima de la cama porque se hacía tarde.

Volví a la cocina para controlar el mate. Preparé una taza de café con leche para el angelito y la puse en el microondas. Prendí la radio y por fin probé mi desayuno bebido y de pie.

Cuando el crío llegó a la cocina fui nuevamente a su cuarto para abrir las ventanas. Lo mismo hice en el living y la biblioteca. Volví a la cocina para cruzar dos palabras con mi hijo, inútilmente ya que él se encontraba abstraído en el televisor. Apagué la radio porque el sonido de la TV me impedía escuchar las primeras noticias del día.
Para no perder más tiempo, tomé el plumero y comencé a quitar el polvo acumulado durante el fin de semana, sin mucho apuro pero sin pausa.

Despedí a mi hijo en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja deseándole "que le vaya lindo" y recordándole "que lo amo".

Preparé un nuevo mate, ya que el hombre de la familia acababa de poner un pie en el suelo para empezar su día. Eran ya las 7.30. Abrí las ventanas del dormitorio con la misma finalidad de antes y me fui corriendo a hacer la cama de mi hijo para compartir diez miserables minutos con mi marido tomando unos amargos juntos.

Él se duchó pero permaneció en el baño un buen rato. Mientras tanto, comencé a colgar la ropa que recién había terminado de lavarse y a su término salí disparada a mi dormitorio para tender la segunda cama del día.

Plumerée ambos cuartos y guardé un poco de ropa apilada de los días anteriores mientras el baño seguía ocupado desde hacía más de veinte minutos.

De pronto se abrió la puerta y asomó su esbeltez con nuevo corte de pelo. Entonces comprendí el porqué de tanta demora. Intentó barrer el desparramo que había dejado, se vistió y me dio un beso con un "hasta luego".

-¿Ya terminaste de atenderte? Atiné a reprocharle.

No bien cerró la puerta, me puse a limpiar la cocina con una sola mano porque la otra estaba ocupada anotando las cosas que tendría que comprar al salir del trabajo para preparar la cena. También anoté en un recuadro que no debía olvidarme de pasar por la ferretería para reponer todas las lamparitas que se utilizaron en el mes y que hicieron que me quedara sin stock.

Dejé un pantalón a mano para llevar a arreglar por la tarde. Sequé los cacharros del desayuno y me fui a bañar.
Me vestí, me sequé un poco el pelo y procedí a limpiar el baño.
Tocaron el timbre. Era el cobrador de las expensas. Le sonreí como si hubiese aparecido para pagarme a mí.

Saqué a pasear a Manu (que entre tarea y tarea casi se hace encima). Volví a casa y como último manotazo de ahogado, tomé el teléfono y llamé a mi madre para darle los buenos días pues, si no lo hago cada mañana me reprocha cuán abandonada la tengo.

Salí a las corridas (como todos los días) porque nunca me alcanza el tiempo. Cerré la puerta, guardé las llaves en la cartera y me fui.

Gracias a Dios a esa hora me dirigí al trabajo a empezar mi jornada laboral...


De regreso a casa, fui haciendo todas las diligencias pendientes. Llegué con el último suspiro cargando tres kilos de carne, cuatro gaseosas de las grandes y unas cuantas pavadas más.

Me recibió mi angelito dándome la noticia del día:

 -Hay que conseguir una flor para disecar y analizar.

Me pregunté dónde cuernos la conseguiría si aún no comenzó la primavera. Pero esa duda la dejé para más adelante.

Guardé las porquerías que compré en el super y me dispuse a tomar unos mates cuando de pronto llegó el hombre en cuestión.
Me saludó con cara de muerto y casi susurrando me confesó:

-Estoy muy contracturado. No me puedo mover. Necesito un masaje urgente.

-¿Qué te pasó? Le pregunté curiosamente...

-Hoy a la mañana, antes de irme a trabajar... Cuando me agaché a recoger con la pala los pelos que barrí en el baño... ¡Me quedé duro!


Ahora, haciéndole los masajes que tanto se merece, puedo comprender por qué a los hombres se los llama "sexo fuerte".


07 septiembre 2010

¡CUIDADO CON LA VIEJITA!

Un chacarero va a lo del mecánico para que le arregle la pickup. Como no iban a poder arreglarla enseguida decide volver caminando a su chacra, que no quedaba lejos. Por el pueblo se detiene en la ferretería a comprar un balde y un tarro de pintura. Luego pasa por la carnicería y compra 2 pollos y una pata de cordero. Pero al salir de la carnicería se da cuenta de que tenía un problema: ¿Cómo llevar a su casa todo lo que había comprado?

Mientras se rasca la cabeza se le acerca una ancianita que le pregunta:
-¿Me podría decir como hago para llegar a la chacra de los Rodríguez?

El hombre contesta:
-Bueno, mi chacra está muy cerca de la de ellos. Con gusto la acompañaría hasta allá pero no puedo llevar todas estas cosas que compré.

La viejita le responde:
-¿Por qué no pone la lata de pintura en el balde, agarra el balde con una mano, se pone un pollo debajo de cada brazo y lleva el cordero con la otra mano?

-¿Sabe que tiene razón? -Contesta el hombre-

Así es que el chacarero y la anciana comienzan a caminar...

A los cinco minutos el hombre le propone:
-Agarremos un atajo que pasa por ese monte. Así nos ahorraremos bastante camino.

La viejita lo mira cautelosamente y le dice:
-Yo soy una viuda solitaria sin marido que me defienda. ¿Cómo sé yo que usted, cuando entremos al monte, no me va a poner contra un árbol y me va a violar?

El hombre responde:
-¡¡Dios santo, señora!! Estoy cargando un balde, una lata de 5 litros de pintura, dos pollos y un cuarto de cordero. ¿Me quiere decir como hago yo para ponerla contra un árbol y violarla?

A lo que la viejita contesta:
-Ponga el cordero en el suelo, tápelo con el balde, ponga la pintura encima del balde y yo le sostengo los pollos.



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