RELATOS COTIDIANOS: febrero 2009

27 febrero 2009

SE VIENE LA DIETA...(bajo licencia de Creative Commons)

Ante la proximidad del otoño y como amante de la buena comida que soy, estoy tratando a los apurones de ponerme en línea para sacarme de encima esos "kilitos de más" que gentilmente me ha dejado este verano...

Cada temporada estival, me lleva a probar todos los productos "light" que ofrecen las góndolas de los supermercados. Otros años he intentado innovar con alimentos raros y de dudosa reputación, por lo cual, ya, con la madurez que me caracteriza, decidí elegir solamente aquellos de renombre para llevar a la mesa y convidar a mi familia.

Así fue que para salir del aburrimiento espantoso que me produce hacer dieta, opté por deleitarme con un quesito untable de bajo contenido graso. Infinidad de veces saboreé el mismo en su versión original. Así que di por sentado que este sería lo suficientemente rico como para satisfacer a mi estómago en esos momentos en los que quisiera comerme hasta las paredes.

Yo no soy exquisita y me adapto a cualquier cosa. Aunque a decir verdad, prefiero un buen alfajor a un alimento con aspecto de telgopor y gusto a cartón. Léase: galleta de arroz.
Lo cierto, es que ese queso en cuestión, me resultó deprimente. Insípido como pocos, tenía el aspecto de un sellador siliconado.
Traté de esquivarlo durante días al abrir la heladera pero luego de una semana , decidí que lo mejor sería terminarlo de una buena vez.

Digo yo...¿No se podrán producir alimentos light con mejor aspecto y sabor? ¿Por qué todo lo rico engorda?

Si alguien puede responderme, agradecida.


Cambiando de tema, pero siguiendo con los alimentos, quería referirme a ciertos envases que, cuando de abrirlos se trata, le quitan a una las ganas de consumirlos.

Los paquetes de galletitas encabezan mi lista. Dulces o de agua, todos terminan cortados con un cuchillo porque la tirita plástica de color rojo que sirve para abrir, siempre se rompe o se traba con el resto del envoltorio.

Otra cosa que me fastidia es utilizar el sachet de leche. Cuando está recién abierto e intento servirme el primer vaso, vuelco la mitad del contenido. No falla nunca.

Los paquetes de fideos son otra tortura para mi falta de paciencia. Las bolsas fueron diseñadas para tirar de ambos lados y..."ábrete sésamo". Pero a mí solamente me resulta cuando interviene la tijera.

Y para finalizar con la crítica de hoy, no puedo dejar de mencionar al envase que contiene los cereales que acompañan al yogur. Cada vez que pretendo abrir la tapita metálica, saltan los cereales y acaban desparramados por el piso.

Ya decía yo, es más fácil traer unas facturas de la panadería, que hacer dieta...


Ah, me olvidaba. Este mensaje es para Gabriel:
Cada vez que hablamos por teléfono, quiero agradecerte los higos en almíbar que nos trajiste de tus vacaciones, pero siempre me agarrás con la boca llena.

Gracias, gracias y gracias.


23 febrero 2009

CAPÍTULO 7 UN VOCABLO CAÍDO EN DESUSO (bajo licencia de Creative Commons)

A menudo me pongo a pensar qué es la educación.

Inmediatamente, aparece en mi mente, la imagen de una escuela con la bandera flameando. Aunque esa bandera, en los últimos tiempos, debería haber quedado a media asta, pues, en términos generales, la educación ha desaparecido.
Claro que se trata de una definición muy amplia...
Pero, ¿Cuándo se comienza a educar?

Sin lugar a dudas, desde el momento del nacimiento. Cuando dejamos a un bebé llorando para que no se acostumbre a estar en brazos, o decidimos reordenar los horarios de las mamaderas, para que el niño aprenda que no estamos a su disposición para alimentarlo cada media hora, no hacemos otra cosa, que combinar amor y límites.

Entonces, ¿Qué raro sentimiento se nos cruzará por la cabeza, como para truncar aquella educación precoz?

Hace muchos años, oí, que para definir lo que es un límite, había que pensar en una ruta, durante una noche cerrada. Si el auto circula sin luces, se desconoce dónde termina el pavimento, corriendo el riesgo quien conduce, de salirse de él.
En cambio, si las luces están encendidas, se iluminarán las líneas de los bordes, pudiendo reconocer exactamente entre qué espacios se debe conducir para no salirse del camino correcto.

No he escuchado jamás una descripción más gráfica y precisa. La vida es una ruta oscura y nuestros consejos de padres, son las luces del auto. Una vez que nuestros hijos se acostumbren a encender esas luces, ya nada los sacará de su camino. Eso es educar.
Difícil tarea nos toca, pues sólo podemos improvisar sobre la marcha, dado que nadie sabe ser padre. No existe escuela para padres, ni tampoco dos niños iguales. Por lo tanto, lo que resulta aplicable con uno, puede no serlo con otro.

Cuando «M» era pequeño, traté de inculcarle aquellas cosas que «deben» hacerse, por ética, porque corresponde o simplemente porque forman parte de las buenas costumbres. Pero en más de una oportunidad, me ha reprochado esa rectitud, al observar que otros compañeros no se manejaban con el mismo criterio.
Recuerdo haberle enseñado, por ejemplo, que ir a la dirección de la escuela, es una penitencia que vale la pena evitar. Sin embargo, una vez, volvió del colegio convencido de que ese lugar era el mejor del mundo, pues mientras el grado continuaba en clases, tres compañeros con mala conducta, habían pasado allí toda la mañana, probando nuevos softwares para las horas de informática.




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21 febrero 2009

UN VIOLINISTA EN EL METRO



Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero.

Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.

Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música.

Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha.

Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino.

Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.

En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.

Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares.

Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.




Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Una de las conclusiones de esta experiencia, podría ser la siguiente: "Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar a uno de los mejores músicos interpretar la mejor música escrita, ¿Qué otras cosas nos estaremos perdiendo?"



18 febrero 2009

CAPÍTULO 6 DESPUÉS TE EXPLICO (bajo licencia de Creative Commons)

Este capítulo, quedó reservado a algunos temas que describen situaciones que nos tocan vivir a diario y que resultan naturales para los adultos, pero, cuando se transforman en interrogatorios a la espera de respuestas convincentes por parte de los más pequeños, desearíamos que nos tragara la tierra.



*Cuando «M» cursaba la sala de cinco, comenzó a preguntarme sin pausa acerca de la muerte. Es insólito que algo tan simple, resulte tan complejo para revelar.
Irremediablemente para algunas personas, la muerte está directamente ligada a la religión.

En nuestra familia, no profesamos ninguna. Pero me esmero por convencer a mi hijo de la existencia de Dios como un ser superior, por convicción propia, pero más aún, porque su presencia me facilitó muchas explicaciones para las que, de otro modo, no hubiera tenido repuesta.
La maestra del jardín, en una entrevista, había sido muy clara al respecto:
-Cuando un niño pregunta, hay que responderle de la forma más simple, encontrando el vocabulario acorde a su edad. Pero lo primordial, es no hablar más allá de lo que desea saber. Si se siente satisfecho con la respuesta, no preguntará más, en caso contrario, seguirá insistiendo.
Y eso fue lo que ocurrió. Durante meses, me sentí perseguida con el tema, transpirando por no poder brindar seguridad a las dudas de «M». Pero cuando lo conseguí, traté de hacer hincapié en la muerte como un episodio natural de la vida, y sin angustiarlo, le añadí que no sólo mueren los viejitos; que hay mucha gente joven, inclusive niños pequeños que mueren.
-Dios sabe lo que hace y por qué. (Le recalqué).

Desde mi humilde opinión, si bien, no ha sido grato preocupar así a mi propio hijo, consideré mejor hablar con la verdad absoluta, que mentirle para calmar su ansiedad.
Cuando a un chico, se le dice que sólo se muere la gente vieja, estará convencido de que sus padres serán inmortales.
Para mi gusto, es una horrible conclusión que carece de sustento cuando llega el momento de ser sinceros y aclarar el por qué de la muerte de un papá o una mamá cercanos…
Desde ese entonces, no volvió a preguntar. Y me complació haber sido tan dura con él.

Con sólo 8 años, él y sus compañeros de grado, se vieron convulsionados pues el papá de uno de ellos había enfermado de cáncer y luego de una operación sin éxito, pasó sus últimos meses postrado en la cama de su habitación, siendo el niño, testigo directo de esa larga agonía.

La noticia había alarmado al grupo, pero se complicó aún más cuando, simultáneamente, el papá de otra compañera, sufrió un derrame cerebral, que lo dejó paralítico, soportando, en estado de coma, 15 días de terapia intensiva.
Cerca de parecer un cuento de terror, los dos fallecieron con diferencia de escasos días y en la escuela nadie se dignó a aplacar el nerviosismo de los chicos.





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14 febrero 2009

DÍA DE LOS ENAMORADOS

Como representante del sexo débil que soy, decidí enumerar las poquitas cosas con que un hombre puede lograr hacerme feliz.

De más está decir, que esta lista se hace extensiva a todas las mujeres. De manera que si sos hombre y estás tratando de conquistar o reconquistar a una minita, novia, esposa, amante o lo que sea, leé detenidamente por favor.

Solamente necesitamos que un hombre sea:
amigo, compañero, amante, hermano, padre, maestro, educador, cocinero, mecánico, plomero, decorador de interiores, estilista, electricista, sexólogo, gineco-obstetra, psicólogo, psiquiatra y terapeuta.

Además tiene que manifestarse:
simpático, atlético, cariñoso, atento, caballero, inteligente, imaginativo, creativo, dulce, fuerte, comprensivo, tolerante, prudente, ambicioso, capaz, valiente, decidido, confiable, respetuoso, apasionado y... sobre todo... muy solvente.

De la misma forma, tendrán que poner atención en:
* No ser celosos, pero tampoco desinteresados.
* Llevarse bien con la familia de la mujer, pero no dedicarle más tiempo que a ella.
* Darle su espacio, pero mostrarse preocupados por dónde estuvo.

Y muy importante es...no olvidar las fechas:
de cumpleaños, aniversario de novios, de boda, graduación, santo, menstruación, del primer beso, cumpleaños de la tía y del hermano o hermana más querida, cumpleaños de los abuelos y de la mejor amiga.


POR ÚLTIMO: SIEMPRE TRATEN DE CONFORMARNOS, PERO NUNCA INTENTEN COMPRENDERNOS.


Si están en condiciones de cumplir con estos pequeños requisitos, adelante. Seguramente tendrán entre sus manos una ramo de flores para obsequiar a sus amadas en este día tan especial.
Y si no están en condiciones de cumplir, lo más sensato es hacerse a un lado y asumirse como fracasados.

Pero todavía les queda otra posibilidad. Si sienten que han metido la pata y que la relación les pesa demasiado, pueden evadirse de su condición de "macho" de una manera elegante:



¡FELÍZ DÍA DE LOS ENAMORADOS!

(Si todavía se animan a festejar)



11 febrero 2009

CAPÍTULO 5 DE PEDIATRAS Y ALGO MÁS (bajo licencia de Creative Commons)

Se sabe que los niños deben visitar periódicamente al pediatra, ya que los controles en la evolución de su crecimiento, le permiten detectar muchos problemas de salud.
Y como no podía ser de otra manera, mi bebé fue y sigue siendo chequeado como corresponde. Pero así y todo, una nunca logra estar ciento por ciento tranquila con sus hijos.

Con los años, es natural habituarse a sus nanas, pero en un principio, un simple problemita se convierte automáticamente en un problemón.

A continuación, relataré algunos malos momentos que, hoy resultan anecdóticos pero, cuando acontecieron, nos causaron varios dolores de cabeza. Notarán que de aquí en adelante, en algunas citas, hablaré en plural. Está claro que las desventuras vividas estuvieron compartidas con mi marido.
Por fortuna, todas tuvieron final feliz.


*En nuestro caso, el primer tropezón que afrontamos, fue cuando «M» cumplió los 6 meses de edad. Hasta entonces, habíamos respetado rigurosamente su plan de vacunación sin dificultades. Solamente nos faltaba la última dosis de vacuna cuádruple y no se nos ocurrió mejor idea que aplicársela un sábado. El mismo día que estábamos invitados a una fiesta.
Con el correr de las horas, «M» se ponía cada vez más fastidioso, hasta que advertimos que volaba de fiebre. Atinamos a comunicarnos con su pediatra, quien nos tranquilizó adjudicando su estado a la vacunación y nos recetó un antitérmico para normalizarle la temperatura.
Pero para nuestra sorpresa, no sólo la fiebre no bajó, sino que el mocoso ya rozaba los 40º.
Prácticamente listos para la reunión familiar, cargamos en el auto todos nuestros bártulos y tomamos la decisión (ilusamente), de pasar por la clínica para que lo examinaran y seguir viaje hacia nuestro destino.
Cuando llegamos a la guardia, confirmaron el diagnóstico que nuestra pediatra había considerado horas atrás, pero cambiaron la medicación porque la fiebre no cedía. Y en contra de nuestros planes, nos recomendaron que regresáramos a casa, para hacerle baños tibios y, si era necesario, colocarle pañitos de agua fría en la cabeza.
Conclusión: la temperatura bajó pero nosotros nos quedamos sin festichola.



*Días previos a su primer cumpleaños, «M» se pescó el primer resfrío. Por suerte, no pasó a mayores pero fue preciso nebulizarlo porque todavía no sabía sonarse la nariz. Igualmente, nos dieron el visto bueno para aplicarle la vacuna correspondiente a esa edad.
Nuestra preocupación mayor, era que ese estado le impidiera disfrutar de un día tan trascendente como el que se avecinaba.
Pero el día del gran festejo, nuestro hijo amaneció curadísimo del resfrío, aunque, a cambio, percibimos que se había brotado de pies a cabeza, producto de la reacción que la antisarampionosa provocó en su organismo.



*En una bonita tarde de diciembre, mientras yo tomaba unos mates, «M», se acercó a la mesa, haciéndome gestitos para que lo alzara.
Corrí la silla, me incliné y…a upa. Pero el pequeño comenzó a llorar como un loco, dejándome paralizada por no comprender lo que estaba sucediendo. Hasta que bajé la mirada y vi su pie bañado en sangre.
Sin tiempo que perder, salí corriendo al baño para lavarlo y distinguir el lugar exacto donde se había lastimado.


Leer CAPÍTULO 5 completo


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08 febrero 2009

DOBLE FESTEJO

Parece mentira. "Relatos cotidianos" cumple hoy su primer año.
Pasaron tantas cosas durante este tiempo...
No fue el mejor año de mi vida, pero escribir en este blog fue, sin dudas, mi mejor decisión del 2008.


Este además es el post Nº 100. Es el momento de hacer una recorrida y leer cosas viejas. Gamar me dio la idea hace unos días y como se que mis queridos lectores son muy vagos, les voy a facilitar la tarea con una visita guiada por mis relatos (los propios).


Aquí va la lista para refrescarles la memoria:


Y aquí también les dejo algunas opiniones personales que escribí en forma de relato para suavizar ciertos temas que me provocaron urticaria:


Si lo desean, en la "Etiqueta: Algo de humor" encontrarán unas cuantas razones para sonreír.

Y lógicamente, pueden leer "Mi libro", descargando todos sus capítulos publicados hasta el momento.

En fin, yo ya les di material de sobra. Ahora hagan con él lo que más les guste. Mi tarea está cumplida.

04 febrero 2009

CÓMO PREVENIR EL ALZHEIMER

Hace unos días recibí este e-mail. Hasta ahora yo sabía que una buena técnica para prevenir esta enfermedad era hacer crucigramas. Aunque parece que la prevención es un poco más compleja...Pero el hemisferio derecho se los va a agradecer.



"Gimnasia para el cerebro"
El simple hecho de cambiar de mano para cepillarse los dientes, contrariando su rutina y obligando la estimulación del cerebro, es una nueva técnica para mejorar la concentración, entrenar la creatividad y la inteligencia.

Un descubrimiento dentro de la Neurociencia revela que el cerebro mantiene la capacidad extraordinaria de crecer y mudar el patrón de sus conexiones. Los autores de este descubrimiento, Lawrence Katz y Manning Rubin (2000), revelan que Neuróbica, o la "aeróbica de las neuronas", es una nueva forma de ejercicio cerebral, proyectada para mantener el cerebro ágil y saludable, creando nuevos y diferentes patrones de actividades de las neuronas de su cerebro.
Cerca del 80% de nuestro día está ocupado por rutinas, que a pesar de tener la ventaja de reducir el esfuerzo intelectual, esconden un efecto perverso: limitan el cerebro.
Para contrariar esta tendencia, es necesario practicar ejercicios "cerebrales", que hacen a las personas pensar solamente en lo que están haciendo y concentrarse en esa tarea. El desafío de Neuróbica es hacer todo aquello contrario a la rutina, obligando al cerebro a un trabajo adicional.

Alguno de los ejercicios:
- Use el reloj en el pulso contrario al que normalmente lo usa
- Cepíllese los dientes con la mano contraria a la acostumbrada
- Camine por la casa de espaldas (en la China, esta rutina la practican en los parques)
- Vístase con los ojos cerrados
- Estimule el paladar con cosas diferentes
- Vea las fotos, de cabeza para abajo (o las fotos o usted)
- Mire la hora en el espejo
- Cambie de camino para ir y volver del trabajo
- Utilice el mouse de la PC en la mano contraria a la habitual

La idea es cambiar el comportamiento de rutina. Trate de hacer algunas cosas diferentes con su otro lado del cerebro, estimulándolo de esa manera. ¡Vale la pena probar!



Sigan las instrucciones, se los recomiendo.
Aunque yo tuve algunas dificultades, a saber:
-Cambié el reloj de muñeca y cada vez que me preguntan la hora y miro automáticamente la muñeca izquierda, me ponen cara de "¿Ésta es estúpida o tiene Alzheimer?".
-Intenté manejar el cepillo de dientes con la derecha (soy zurda): lo agarré por las cerdas y le puse pasta a la punta de plástico. Me quedaron las encías a la miseria.

-Caminé de espaldas por mi casa (cuando no había nadie, claro, para que no me tomen por pirucha), pisé un juguete de mi perro y me fui al diablo. Tuve que esperar a que regresara mi marido para que me ayudase a levantarme.

-Me vestí con los ojos cerrados: me puse la bombacha que había dejado para lavar y me calcé zapatos de distinto color.

-Quise estimular el paladar con cosas diferentes y me tomé un litro de cerveza que me hizo dormir 24 horas (soy abstemia).

-Si pudiera ponerme de cabeza laburaría en un circo, así que intenté girar 180 grados las fotos de la compu, pero como en cumplimiento de estas sanas directivas, manejé el mouse con la mano derecha, borré gran parte del archivo de fotos. Cuando se enteren, en casa me matan.

-Casi ni veo la hora en mi reloj... ¡Y pretenden que la mire en el espejo!

-Me equivoqué, y en lugar de cambiar de camino para ir y volver del trabajo, cambié de lugar de trabajo. Fui al anterior y me sacaron volando.

-Por último, mandé este mensaje tratando de dominar el mouse con la otra mano e incluí en la lista por error a todo el Directorio de la empresa. Al rato me llamó mi gerente para preguntarme si siempre fui así de idiota o si estoy haciendo un master.

Déjenme de joder, seguiré con mis rutinas, total, el Alzheimer no es tan jodido: pasás a ser una boluda total, y ni siquiera te das cuenta.


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