“Un filósofo (no recuerdo el nombre), opinaba que en la vida no hay que preocuparse porque te va bien o te va mal; si te va bien, podés estar sano o enfermo; si estás sano, no hay de qué preocuparse, y si estás enfermo, podés sanar o morir; si te sanás, no hay de qué preocuparse; si te morís, vas al cielo o al infierno; si vas al cielo, no hay de qué preocuparse y si vas al infierno, te vas a encontrar allí con tantos parientes, amigos y conocidos, que no vas a tener tiempo de preocuparte.”
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