Nacimos en la década del ´60. Ella al comienzo y yo casi al final. Pertenecemos a la misma generación, aunque somos como el día y la noche.
La diferencia de edad es ahora insignificante. Sin embargo, casi no tuvimos oportunidad de compartir modas ni disfrutar de las mismas cosas.
Cuando ella era ya adolescente y salía con sus amigos, yo todavía era una criatura que iba y venía con mamá y papá.
Ella era fanática de "Música en Libertad", al tiempo que yo me deleitaba viendo "Los tres chiflados".
Cuando ella era ya adolescente y salía con sus amigos, yo todavía era una criatura que iba y venía con mamá y papá.
Ella era fanática de "Música en Libertad", al tiempo que yo me deleitaba viendo "Los tres chiflados".
Gracias a ella tarareé canciones de "Almendra" y "Sui Generis", aunque mi propia adolescencia la pasé escuchando a "Serú Girán".
Ella, desde que recuerdo, fue sumamente independiente y capaz de tomar decisiones aunque supiera a ciencia cierta, que cada paso que diera con total seguridad, traería problemas en casa.
Yo, una nena mimada incapaz de decidir siquiera los zapatos que me pondría para ir al colegio.
Ella siempre fue muy reservada con sus cosas. A mí, me llamaban "estómago resfriado". No podía guardar un secreto y era absolutamente transparente con mis sentimientos.
Fuimos creciendo y nos unió una coincidencia: la estatura. Ninguna de las dos pasó el metro cincuenta. Aunque ella era flaquita y con visibles curvas mientras yo era una pelotita que a los 14 comenzó una dieta estricta esperando "cambiar" su complejo metabolismo.
Ella fue una estudiante brillante, en cambio yo me encerraba en mi cuarto a escuchar música, "engañando" a mis viejos que inocentemente me creían trabajando para el colegio.
Ella adora la matemática. Yo prefiero el castellano.
A ella, siempre le gustaron los chicos. Yo, adoro los perros.
Nunca fuimos amigas. Los años que nos separan lo impidieron. Solamente cuando las dos nos convertimos en mujeres adultas, pudimos acercarnos un poco más.
Ella, me dio un sobrino cuando cumplí los 19. Y en total tiene tres hijos, hoy adultos.
Yo pude hacerla "tía" a sus 36, pero para ese entonces ella y su familia ya estaban instalados a unos miles de kilómetros de Buenos Aires.
Yo pude hacerla "tía" a sus 36, pero para ese entonces ella y su familia ya estaban instalados a unos miles de kilómetros de Buenos Aires.
Nuestra relación vía mail es frecuente. Pero muy distante de esa relación de hermanas que podríamos haber entablado cuando por fin comenzábamos a compartir experiencias comunes como la de haber formado paralelamente nuestras propias familias.
No pudo ser. Pero no me quejo. Sí lo lamento. Lo lamento por no haber tenido la posibilidad de ser compinches. Lo siento por no haber tenido tiempo de ser "cómplice" de ella. Me da pena no haber podido estar a su lado cuando necesitaba de su familia.
Ayer recibí un mail. Me contó que estuvo leyendo "Relatos Cotidianos" desde su comienzo hasta el último post. Me dijo también que pasó por distintas sensaciones. Sonrió, lloró, puteó y sintió nostalgia. Se sinceró diciéndome que ya no soy más "su hermanita" y que con un poco de envidia, notó que hay cosas que tengo mucho más claras que ella.
Es cierto, ya no soy su hermanita insegura. Ya no soy la hermanita que esperaba un signo de aprobación en los rostros adultos para dar un paso. Y no es que mi vida sea un camino de rosas. Aún me cuesta saber hacia dónde quiero ir. Pero tengo muy claro qué cosas no quiero hacer.
A pesar de todo, sigo siendo su hermana. Y ella sigue siendo la mía.
Y estamos ahí, presentes más allá de la distancia. Y estamos presentes aunque no nos veamos. Y estamos presentes aunque no nos comuniquemos por teléfono.
Y estamos ahí, presentes más allá de la distancia. Y estamos presentes aunque no nos veamos. Y estamos presentes aunque no nos comuniquemos por teléfono.
Eso es lo que importa. Estar. Sonreír o moquear cuando hablamos de la otra. Recordar quiénes fuimos para saber quiénes somos.
¡GRACIAS HERMANA!
Con eso me alcanza.
¡GRACIAS HERMANA!
Con eso me alcanza.
11 comentarios:
lindo.
Me has hecho moquear porque tengo una sola hermana menor que yo y vive en Orlando. Nuestro caso fue al revés, ella era la consentida y yo la "mayor" a quien le exigían demasiado siempre. No nos aguantábamos. Pero una vez me fui de casa empezamos a acercarnos y se convirtió en mi mejor amiga.La echo mucho de menos y como es una vaga para escribir, siquiera emails, me tengo que conformar con llamadas semanales que cuestan un dineral.
Gracias por este relato cotidiano..
Víctor: lindo y triste a la vez.
Ivonne: En la Argentina, durante la última década creo que no ha quedado nadie que no tenga algún familiar viviendo en el exterior. Parece moneda corriente, pero en el fondo duele.
Están un poco como los boricuas en ese sentido aunque lo nuestro ya es exagerado. Duele mucho sí.
En Puerto Rico hay muchos de tus compatriotas y por eso han aumentado los restaurantes argentinos (tremenda adquisición) y el futbol ha cogido un impulso que no tuvo nunca antes (de lo cual me alegro mucho también porque es un deporte superiorísimo al futbol de los gringos).
Sí, en los últimos años, creo que emigró más gente hacia los países latinoamericanos que a los EE.UU y España.
Espero que nos hagan quedar bien. Un abrazo.
que bonito!!! me hiciste recordar a mi hermano que me llevo mal con él y a veces quiero que se vaya de casa y que me deje en paz...pero seguro que cuando lo tenga lejos lo extrañaré...como dicen "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde"
saludos...
pd: no se pero el google reader no me avisaba cuando actualizabas tu blog
Hola Bluesoul: estoy de acuerdo con vos. Y cuando pasa en la familia resulta más triste. Pero es parte de la vida.
En cuanto a Google, estoy teniendo problemas así que no me llama la atención lo que me contás. Saludos.
No sé si es que cambiaste el formato del blog pero ahora me acepta incluirlo en el "roll". ¡Qué linda esta entrada! Yo también tengo una única hermana pero a diferencia de la tuya, me lleva solo once meses. Eso hizo que nos criaramos juntas y compartiéramos juegos, amistades y experiencias. Hoy que las dos somos abuelas seguimos igual de unidas. Gracias por este relato tan sincero.
Hola Siluz: efectivamente estoy cambiando algunas cositas del blog. Espero que sea para mejor.
Respecto de tu hermana, supongo que habrán sido como mellizas. Creo que lo más importante es poder mantener el vínculo a través de los años.
Me alegra por vos.
Hola Fabi: con el derecho que me da ser tu hermana mayor, te corrijo, me hiciste tía a los 35 años y medio. Aún así, reconozco que te quiero mucho y te extraño.
Un gran beso, Gaby
Gaby: tenés razón. Pero 6 meses no es nada. Un beso.
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