Se sabe que los niños deben visitar periódicamente al pediatra, ya que los controles en la evolución de su crecimiento, le permiten detectar muchos problemas de salud.
Y como no podía ser de otra manera, mi bebé fue y sigue siendo chequeado como corresponde. Pero así y todo, una nunca logra estar ciento por ciento tranquila con sus hijos.
Con los años, es natural habituarse a sus nanas, pero en un principio, un simple problemita se convierte automáticamente en un problemón.
A continuación, relataré algunos malos momentos que, hoy resultan anecdóticos pero, cuando acontecieron, nos causaron varios dolores de cabeza. Notarán que de aquí en adelante, en algunas citas, hablaré en plural. Está claro que las desventuras vividas estuvieron compartidas con mi marido.
Por fortuna, todas tuvieron final feliz.
*En nuestro caso, el primer tropezón que afrontamos, fue cuando «M» cumplió los 6 meses de edad. Hasta entonces, habíamos respetado rigurosamente su plan de vacunación sin dificultades. Solamente nos faltaba la última dosis de vacuna cuádruple y no se nos ocurrió mejor idea que aplicársela un sábado. El mismo día que estábamos invitados a una fiesta.
Con el correr de las horas, «M» se ponía cada vez más fastidioso, hasta que advertimos que volaba de fiebre. Atinamos a comunicarnos con su pediatra, quien nos tranquilizó adjudicando su estado a la vacunación y nos recetó un antitérmico para normalizarle la temperatura.
Pero para nuestra sorpresa, no sólo la fiebre no bajó, sino que el mocoso ya rozaba los 40º.
Prácticamente listos para la reunión familiar, cargamos en el auto todos nuestros bártulos y tomamos la decisión (ilusamente), de pasar por la clínica para que lo examinaran y seguir viaje hacia nuestro destino.
Cuando llegamos a la guardia, confirmaron el diagnóstico que nuestra pediatra había considerado horas atrás, pero cambiaron la medicación porque la fiebre no cedía. Y en contra de nuestros planes, nos recomendaron que regresáramos a casa, para hacerle baños tibios y, si era necesario, colocarle pañitos de agua fría en la cabeza.
Conclusión: la temperatura bajó pero nosotros nos quedamos sin festichola.
Y como no podía ser de otra manera, mi bebé fue y sigue siendo chequeado como corresponde. Pero así y todo, una nunca logra estar ciento por ciento tranquila con sus hijos.
Con los años, es natural habituarse a sus nanas, pero en un principio, un simple problemita se convierte automáticamente en un problemón.
A continuación, relataré algunos malos momentos que, hoy resultan anecdóticos pero, cuando acontecieron, nos causaron varios dolores de cabeza. Notarán que de aquí en adelante, en algunas citas, hablaré en plural. Está claro que las desventuras vividas estuvieron compartidas con mi marido.
Por fortuna, todas tuvieron final feliz.
*En nuestro caso, el primer tropezón que afrontamos, fue cuando «M» cumplió los 6 meses de edad. Hasta entonces, habíamos respetado rigurosamente su plan de vacunación sin dificultades. Solamente nos faltaba la última dosis de vacuna cuádruple y no se nos ocurrió mejor idea que aplicársela un sábado. El mismo día que estábamos invitados a una fiesta.
Con el correr de las horas, «M» se ponía cada vez más fastidioso, hasta que advertimos que volaba de fiebre. Atinamos a comunicarnos con su pediatra, quien nos tranquilizó adjudicando su estado a la vacunación y nos recetó un antitérmico para normalizarle la temperatura.
Pero para nuestra sorpresa, no sólo la fiebre no bajó, sino que el mocoso ya rozaba los 40º.
Prácticamente listos para la reunión familiar, cargamos en el auto todos nuestros bártulos y tomamos la decisión (ilusamente), de pasar por la clínica para que lo examinaran y seguir viaje hacia nuestro destino.
Cuando llegamos a la guardia, confirmaron el diagnóstico que nuestra pediatra había considerado horas atrás, pero cambiaron la medicación porque la fiebre no cedía. Y en contra de nuestros planes, nos recomendaron que regresáramos a casa, para hacerle baños tibios y, si era necesario, colocarle pañitos de agua fría en la cabeza.
Conclusión: la temperatura bajó pero nosotros nos quedamos sin festichola.
*Días previos a su primer cumpleaños, «M» se pescó el primer resfrío. Por suerte, no pasó a mayores pero fue preciso nebulizarlo porque todavía no sabía sonarse la nariz. Igualmente, nos dieron el visto bueno para aplicarle la vacuna correspondiente a esa edad.
Nuestra preocupación mayor, era que ese estado le impidiera disfrutar de un día tan trascendente como el que se avecinaba.
Pero el día del gran festejo, nuestro hijo amaneció curadísimo del resfrío, aunque, a cambio, percibimos que se había brotado de pies a cabeza, producto de la reacción que la antisarampionosa provocó en su organismo.
Nuestra preocupación mayor, era que ese estado le impidiera disfrutar de un día tan trascendente como el que se avecinaba.
Pero el día del gran festejo, nuestro hijo amaneció curadísimo del resfrío, aunque, a cambio, percibimos que se había brotado de pies a cabeza, producto de la reacción que la antisarampionosa provocó en su organismo.
*En una bonita tarde de diciembre, mientras yo tomaba unos mates, «M», se acercó a la mesa, haciéndome gestitos para que lo alzara.
Corrí la silla, me incliné y…a upa. Pero el pequeño comenzó a llorar como un loco, dejándome paralizada por no comprender lo que estaba sucediendo. Hasta que bajé la mirada y vi su pie bañado en sangre.
Sin tiempo que perder, salí corriendo al baño para lavarlo y distinguir el lugar exacto donde se había lastimado.
Corrí la silla, me incliné y…a upa. Pero el pequeño comenzó a llorar como un loco, dejándome paralizada por no comprender lo que estaba sucediendo. Hasta que bajé la mirada y vi su pie bañado en sangre.
Sin tiempo que perder, salí corriendo al baño para lavarlo y distinguir el lugar exacto donde se había lastimado.
Leer CAPÍTULO 5 completo
ESTA OBRA QUEDÓ REGISTRADA
EN LA DIRECCIÓN NACIONAL DEL
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DERECHO DE AUTOR
EL 16 DE NOVIEMBRE DE 2007
EL 16 DE NOVIEMBRE DE 2007
BUENOS AIRES - ARGENTINA
EXPEDIENTE Nº: 618741FORMULARIO Nº: 145024
11 comentarios:
Hola amiga, que gusto me da leerte!
Ser madre al parecer no es tarea para nada facil.
te dejo un beso muy grande y que tengas un hermoso dia miercoles.
Que sufrimiento con los hijos.
Parece que es perpetuo.
Dura toda la vida.
Besos.
Claudio: Bienvenido. Con gusto voy a darme una vueltita para observar tus trabajos.
Saludos.
Nataly: Hola preciosa. Yo diría que es un trabajo día a día. Parir es lo de menos. El resto se va construyendo sobre la marcha.
Pero es la mejor obra que podemos dejar en este mundo.
Un beso.
Toro Salvaje: Así es. Por eso después (cuando ya son adultos) la presencia de los padres sigue vigente. Un poco para aconsejar y otro poco para molestar.
Está bien, lo asumo. Cuando él cumpla 40 voy a dejar de meterme en su vida.
Jaja.
Abrazos.
Ahhhh, sangreeeee...
Si es por sustos con los hijos debo estar cerca del record.
Algún dia los contaré
Besos faby
Qué bueno poder contar estas cosas como anécdotas familiares sin consecuencias...! El tema de los médicos es así. Yo durante el primer año de mi hijo, sufría porque no podía comprender por qué su pediatra no estaba a mi disposición las 24 horas del día, todos los días de mi vida. Y la realidad es otra. No sólo los fines de semana estaba "desamparada", ella iba (y sigue yendo) a la clínica lunes, martes y miércoles. O sea, el resto de los días, a guardia. Inclusive si está atendiendo y tenés una urgencia la llamás por teléfono y te vas a una guardia... es de terror. Yo quisiera saber si fuese un paciente privado si actuarían de igual forma. Por suerte el niño es muy sano y prácticamente ella solo sigue su crecimiento con los controles semestrales habituales, pero para cualquier nana... a la guardia.
Besos,
Te entiendo tanto Fabi.
Siempre peque de obsesiva, asi que el pediatra me decia, Cecy esta bien Frank, deja de molestarme, jajaja
Pero es asi, uno esta pendiente y ahora que ya es grande cualquier bobada, salgo corriendo a su casa.
No aprendo mas. Será asi siempre.
Besos.
Gamar: ¡Sí, sangreeee! Jaja.
A mí me descompone ver una simple aguja. Me impresiono con cualquier cosa.
Saludos.
Claudia: Cuando "M" era chiquito, cada vez que tenía que ir al pediatra, me hacía una lista laaaarga de preguntas. Faltaba anotarlas en un rollo de papel higiénico. Pero no dejaba pasar una. Con el tiempo, me fui haciendo más canchera. Pero los chicos siempre te dan alguna sorpresa. Para eso son chicos.
Un beso.
Cecy: Es que para nosotras, nuestros hijos siempre van a seguir siendo chicos. Es un error creer que son nuestra propiedad. Pero no hay manera de entender que así los ahogamos un poquito...
Te mando un beso.
No se gana para sustos, decía mi madre respecto de los hijos...
Que si no es una fiebre, es un golpe, sangre por alguna lastimadura... y etcs varios!!!
Y cada edad tiene lo suyo, eh!!!
Abrazos con candores!!
Las enfermedades de los niños.... Un tema!
Las veces que la fiebre me ha hecho pegar cada susto! jaja!
Pero creo que con el tiempo nos vamos "inmunizando" y tomándolo con calma....
Un beso!!
Fabi no me he leído los otros capítulos, pero ya guarde todos los pdf para imprimirlos y leerlos que leer de la compu se me hace pesado...besitos
Cando: Mi mamá también decía lo mismo. Y yo repito las mismas palabras. Jaja.
Te mando un beso.
Ivana: Claro, una se pone a tono con las circunstancias. El pibe viene con un ojo en la mano y está todo bien...
Besitos.
Bluesoul: Ok. Igual no soy muy largos y resultan fáciles de leer.
Saludos.
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