Ésta es la yapa del libro.
Una recopilación de las mejores anécdotas que tienen a «M» como protagonista. Ya saben. Yo registro todo.
Decidí publicarlas en varios post, porque hay muchas y no quiero resignar ninguna.
Más allá de distender y alegrar el espíritu, creo que servirán para cerrar con humor estos once años que narré con tanto amor.
Que las disfruten.
.........................
(2 años)
Durante nuestras vacaciones en San Bernardo, mami y papi intentaron sacarme los pañales durante el día. Yo me las arreglaba bastante bien. Pero una mañana salimos a pasear y entramos en un locutorio. Y mientras mi mamá hablaba desde una cabina telefónica, yo hacía pis en la cabina de al lado…
(3 años)
Eran vísperas de Reyes y fue la primera vez que mi papá me trajo pasto para prepararles a los camellos a cambio del regalo que me dejarían. Yo, muy entusiasmado, preparaba en una compotera el agua que iban a necesitar.
Cuando estuvo todo listo, mami dijo:
-Bueno, ahora vamos a dejar todo en un solo lugar al lado de las zapatillas para cuando pasen los Reyes Magos.
Con mucha alegría, abrí la puerta de casa para bajar a la calle, pero mami me frenó rápidamente diciendo que dejaríamos todo en un costado del lavadero. Entonces, muy desorientado, pregunté:
-¿Pero, cómo van a hacer los camellos para subir al piso 3?
(3 años)
Era un viaje en colectivo con mami. Estábamos sentados al lado de la puerta por donde descienden los pasajeros. De pronto, una señora algo redondeada y con busto prominente se preparaba para bajar.
Mi diálogo con mami fue:
-¡Qué gorda es esa señora! ¿No, má?
-Mmmsí, mirá qué lindo auto, ése…
(3 años)
-¡Papito! Mirá qué ricas cerezas. ¿Querés probar?
-No mami. No me gustan las teresas.
(4 años)
Mamá había llamado al técnico del lavarropas. Cuando sonó el portero eléctrico me dijo:
-Acompañame a abrir la puerta porque vienen a arreglar el lavarropas. Yo le contesté que no quería bajar. Pero ella insistió:
-Dale, que el tipo está esperando, vamos.
Durante nuestras vacaciones en San Bernardo, mami y papi intentaron sacarme los pañales durante el día. Yo me las arreglaba bastante bien. Pero una mañana salimos a pasear y entramos en un locutorio. Y mientras mi mamá hablaba desde una cabina telefónica, yo hacía pis en la cabina de al lado…
(3 años)
Eran vísperas de Reyes y fue la primera vez que mi papá me trajo pasto para prepararles a los camellos a cambio del regalo que me dejarían. Yo, muy entusiasmado, preparaba en una compotera el agua que iban a necesitar.
Cuando estuvo todo listo, mami dijo:
-Bueno, ahora vamos a dejar todo en un solo lugar al lado de las zapatillas para cuando pasen los Reyes Magos.
Con mucha alegría, abrí la puerta de casa para bajar a la calle, pero mami me frenó rápidamente diciendo que dejaríamos todo en un costado del lavadero. Entonces, muy desorientado, pregunté:
-¿Pero, cómo van a hacer los camellos para subir al piso 3?
(3 años)
Era un viaje en colectivo con mami. Estábamos sentados al lado de la puerta por donde descienden los pasajeros. De pronto, una señora algo redondeada y con busto prominente se preparaba para bajar.
Mi diálogo con mami fue:
-¡Qué gorda es esa señora! ¿No, má?
-Mmmsí, mirá qué lindo auto, ése…
(3 años)
-¡Papito! Mirá qué ricas cerezas. ¿Querés probar?
-No mami. No me gustan las teresas.
(4 años)
Mamá había llamado al técnico del lavarropas. Cuando sonó el portero eléctrico me dijo:
-Acompañame a abrir la puerta porque vienen a arreglar el lavarropas. Yo le contesté que no quería bajar. Pero ella insistió:
-Dale, que el tipo está esperando, vamos.
Yo le volví a responder que no bajaría, que esperaría en casa.
Cuando subieron, fueron al lavadero y mientras mami le mostraba el lavarropas al señor, yo me asomé y pregunté inocentemente:
-Má, ¿Éste es el «tipo» que viene a arreglar el lavarropas?
(4 años)
Todo el país estuvo pendiente de la toma de rehenes que se produjo en Paternal en el año 2000. Nosotros seguimos paso a paso lo que ocurría por televisión. Como a la una de la madrugada, papi apagó la tele para irnos a dormir, cuando yo atiné a decir:
-Prendé pá, que esa película está buenísima...
(4 años)
En la compu, tengo un juego de carreras de autos. Según dice mi papá, es exactamente igual a las carreras de verdad.
El otro día, le hice a mami el siguiente comentario:
-¿Sabés que estaba jugando a la compu y no me dejaron entrar a boxeos?
(4 años)
Al poco tiempo de la muerte del cantante Rodrigo, yo vivía obsesionado con el accidente, la camioneta y la autopista. Pero nunca me quedaba claro si realmente Rodrigo había muerto o no. Cada tanto volvía a preguntar sobre el tema a tal punto que ya en casa cambiaban de canal ante cualquier imagen de él. Un día, mostraron un recital y yo absorto frente a la pantalla del televisor dije:
-¡Viste, má, que Rodrigo está vivo!
(5 años)
La vez pasada, como de costumbre, terminé de almorzar dejando mi plato lleno de comida. Y como de costumbre también, mami intentó comerse todo lo que sobró. Antes de llevarse algo a la boca preguntó:
-¿Nada de lo que hay acá se te cayó al piso?
Cuando subieron, fueron al lavadero y mientras mami le mostraba el lavarropas al señor, yo me asomé y pregunté inocentemente:
-Má, ¿Éste es el «tipo» que viene a arreglar el lavarropas?
(4 años)
Todo el país estuvo pendiente de la toma de rehenes que se produjo en Paternal en el año 2000. Nosotros seguimos paso a paso lo que ocurría por televisión. Como a la una de la madrugada, papi apagó la tele para irnos a dormir, cuando yo atiné a decir:
-Prendé pá, que esa película está buenísima...
(4 años)
En la compu, tengo un juego de carreras de autos. Según dice mi papá, es exactamente igual a las carreras de verdad.
El otro día, le hice a mami el siguiente comentario:
-¿Sabés que estaba jugando a la compu y no me dejaron entrar a boxeos?
(4 años)
Al poco tiempo de la muerte del cantante Rodrigo, yo vivía obsesionado con el accidente, la camioneta y la autopista. Pero nunca me quedaba claro si realmente Rodrigo había muerto o no. Cada tanto volvía a preguntar sobre el tema a tal punto que ya en casa cambiaban de canal ante cualquier imagen de él. Un día, mostraron un recital y yo absorto frente a la pantalla del televisor dije:
-¡Viste, má, que Rodrigo está vivo!
(5 años)
La vez pasada, como de costumbre, terminé de almorzar dejando mi plato lleno de comida. Y como de costumbre también, mami intentó comerse todo lo que sobró. Antes de llevarse algo a la boca preguntó:
-¿Nada de lo que hay acá se te cayó al piso?
A lo que yo inmediatamente respondí:
-No, mami, nada.
Pero mi mamá empezó a comer cuando de repente me acordé de decirle:
-Solamente escupí lo que no quería...
(5 años)
Intentando conseguir que mi dicción fuera impecable, me volvieron completamente loco. Me hacían practicar con una lista de palabras que colgaba de la heladera y me perseguían todo el día diciéndome:
-A ver, decí Adriana; ahora decí cuadrado.
La verdad es que ya me tenían bastante podrido. Y como se habían dado cuenta, quisieron disimular tratando de lograr que dijera «ladra». Entonces me preguntaron:
-A ver, ¿Qué hace el perro en lugar de hablar?
Y yo, cansado les contesté:
-Guau, guau.
(5 años)
Anoche, cuando me estaba lavando los dientes, mami me gritaba que todos los días hago lo mismo, que no puede ser que siempre de tantas vueltas antes de irme a dormir, etc., etc. Entonces, yo, enojadísimo, le respondí:
-¡No me grites más! Porque si me seguís gritando ¿Sabés lo que voy a hacer? ¿Eh? ¿Sabés? Te voy a querer igual un montonazo...
(5 años)
Hace un tiempo me preguntaron qué quería ser cuando sea grande...
Ahora quiero ser policía; antes quería ser computadora y la primera vez que lo pensé, dije:
-«Quiero ser autista de carrera».
(5 años)
El otro día mi abuelo me consultó:
-¿Te gustan las películas de terror?
-Me encantan (respondí).
-Pero... ¿No te dan miedo? (quedó dudando él).
-No. Te cagás un poquito nada más...
(5 años)
Al mes de haber comenzado primer grado, volví a casa muy triste y conté:
-Hoy la Seño me puso una mala nota. Mientras ella estaba dando clases, yo me tiré al piso y me hice el muerto. Cuando me levanté, me llamó y me pidió el cuaderno de comunicaciones. (Mientras iba relatando, los ojos se me fueron llenando de lágrimas hasta que no aguanté más y me puse a llorar como un loco).
-Bueno, (dijeron mami y papi), ya pasó, seguramente no lo vas a volver a hacer. ¿Pero, qué fue lo que escribió la Seño en el cuaderno?
-¡No sé, yo no entiendo esa letra, pero era muy larga la nota, escribió muchos renglones!
Ellos trataron de consolarme, aunque se veían realmente enojados. Al final, leyeron la nota de la maestra. Textualmente decía: «Papás, hoy «M» no se portó bien».
(5 años)
También en primer grado, mi abuelo me volvía loco preguntándome todo sobre la escuela. Después de un largo interrogatorio, se acordó de lo que más me gusta: «el recreo».
-Y, decime, cuando suena el timbre y la maestra está explicando algo, me imagino que ustedes esperan que ella les de permiso para salir. ¿No?
-No. Cuando suena el timbre, nos levantamos, salimos corriendo y la dejamos a la señorita hablando sola porque si no se nos termina el recreo...
(5 años)
El otro día, entró mami a mi dormitorio para despertarme. Una vez despabilado, me acerqué a ella, la abracé y le di un beso en la boca muy pero muy fuerte.
Ella se sorprendió tanto que me preguntó de dónde había sacado esa forma de dar besos.
-¡De los casados! (Fue mi ingenua respuesta).
(5 años)
Cuando tuve escarlatina, mi mamá me avisó:
-Voy hasta el club a explicarle al profesor de fútbol que por esta semana no vas a poder ir. Si lo veo a tu amigo Franco, ¿querés que le diga algo?
-¡Sí! Preguntale qué me va a regalar para mi cumpleaños...
(5 años)
-¿Mami, qué comen las palomitas de maíz?
(6 años)
En el noticiero, contaban que un tren había quedado varado durante 18 horas en San Martín. Las imágenes, por supuesto: el tren y la gente protestando. De pronto, entré a la cocina, miré la pantalla del televisor y pregunté:
-¿Por qué el tren está parado ahí?
Mi abuela me explicó entonces que se había descompuesto.
Y yo, como un chorlito deduje:
-Que... ¿Vomitó?
-No, mami, nada.
Pero mi mamá empezó a comer cuando de repente me acordé de decirle:
-Solamente escupí lo que no quería...
(5 años)
Intentando conseguir que mi dicción fuera impecable, me volvieron completamente loco. Me hacían practicar con una lista de palabras que colgaba de la heladera y me perseguían todo el día diciéndome:
-A ver, decí Adriana; ahora decí cuadrado.
La verdad es que ya me tenían bastante podrido. Y como se habían dado cuenta, quisieron disimular tratando de lograr que dijera «ladra». Entonces me preguntaron:
-A ver, ¿Qué hace el perro en lugar de hablar?
Y yo, cansado les contesté:
-Guau, guau.
(5 años)
Anoche, cuando me estaba lavando los dientes, mami me gritaba que todos los días hago lo mismo, que no puede ser que siempre de tantas vueltas antes de irme a dormir, etc., etc. Entonces, yo, enojadísimo, le respondí:
-¡No me grites más! Porque si me seguís gritando ¿Sabés lo que voy a hacer? ¿Eh? ¿Sabés? Te voy a querer igual un montonazo...
(5 años)
Hace un tiempo me preguntaron qué quería ser cuando sea grande...
Ahora quiero ser policía; antes quería ser computadora y la primera vez que lo pensé, dije:
-«Quiero ser autista de carrera».
(5 años)
El otro día mi abuelo me consultó:
-¿Te gustan las películas de terror?
-Me encantan (respondí).
-Pero... ¿No te dan miedo? (quedó dudando él).
-No. Te cagás un poquito nada más...
(5 años)
Al mes de haber comenzado primer grado, volví a casa muy triste y conté:
-Hoy la Seño me puso una mala nota. Mientras ella estaba dando clases, yo me tiré al piso y me hice el muerto. Cuando me levanté, me llamó y me pidió el cuaderno de comunicaciones. (Mientras iba relatando, los ojos se me fueron llenando de lágrimas hasta que no aguanté más y me puse a llorar como un loco).
-Bueno, (dijeron mami y papi), ya pasó, seguramente no lo vas a volver a hacer. ¿Pero, qué fue lo que escribió la Seño en el cuaderno?
-¡No sé, yo no entiendo esa letra, pero era muy larga la nota, escribió muchos renglones!
Ellos trataron de consolarme, aunque se veían realmente enojados. Al final, leyeron la nota de la maestra. Textualmente decía: «Papás, hoy «M» no se portó bien».
(5 años)
También en primer grado, mi abuelo me volvía loco preguntándome todo sobre la escuela. Después de un largo interrogatorio, se acordó de lo que más me gusta: «el recreo».
-Y, decime, cuando suena el timbre y la maestra está explicando algo, me imagino que ustedes esperan que ella les de permiso para salir. ¿No?
-No. Cuando suena el timbre, nos levantamos, salimos corriendo y la dejamos a la señorita hablando sola porque si no se nos termina el recreo...
(5 años)
El otro día, entró mami a mi dormitorio para despertarme. Una vez despabilado, me acerqué a ella, la abracé y le di un beso en la boca muy pero muy fuerte.
Ella se sorprendió tanto que me preguntó de dónde había sacado esa forma de dar besos.
-¡De los casados! (Fue mi ingenua respuesta).
(5 años)
Cuando tuve escarlatina, mi mamá me avisó:
-Voy hasta el club a explicarle al profesor de fútbol que por esta semana no vas a poder ir. Si lo veo a tu amigo Franco, ¿querés que le diga algo?
-¡Sí! Preguntale qué me va a regalar para mi cumpleaños...
(5 años)
-¿Mami, qué comen las palomitas de maíz?
(6 años)
En el noticiero, contaban que un tren había quedado varado durante 18 horas en San Martín. Las imágenes, por supuesto: el tren y la gente protestando. De pronto, entré a la cocina, miré la pantalla del televisor y pregunté:
-¿Por qué el tren está parado ahí?
Mi abuela me explicó entonces que se había descompuesto.
Y yo, como un chorlito deduje:
-Que... ¿Vomitó?
(6 años)
Cuando terminaba nuestra clase de Plástica, la profesora nos indicó que nos ubicáramos de menor a mayor.
Lógicamente, por ser bajito, me correspondía el primer lugar, pero un compañero se puso delante de mí y comenzó a empujarme. Empujón va, empujón viene, escupida vino y escupida fue.
Inmediatamente, la profesora nos pidió a los dos, los cuadernos de comunicaciones. Cuando lo entregué, pregunté:
-Seño, ¿No me la podés perdonar?
-¡No! (Respondió enojadísima).
-Bueno, entonces poneme una nota así chiquitita, porque si no, no me van a dejar ir a fútbol...
(6 años)
En la escuela, tenía que redactar una oración con la palabra «rabanito». Entonces yo escribí:
«El rabanito salió de un coete y lo detenieron».
(6 años)
-Má, ¿Por qué hay gente gorda?
-Porque hay personas que comen mucho y mal. Pero además la gordura es una enfermedad...
-¡Ah! Y, ¿Qué les puede pasar a los gordos?
-Se pueden enfermar de otras cosas, pero también les cuesta caminar y correr porque pesan mucho. Aparte, la gente los carga y se sienten mal.
Por ejemplo, cuando tienen que viajar en avión, deben comprar dos pasajes porque no entran en un solo asiento.
-Pero, má... ¿Ocupan dos asientos de la misma fila...?
(6 años)
-Má... ¿Qué era una nécdota?
(6 años)
Eran las 22.30 de una noche de verano. Íbamos a tomar un helado después de la cena. Antes de llegar, me detuve frente a la vidriera de una casa de deportes.
Helado me quedé viendo todos los botines de fútbol, pero mami y papi me explicaron que eran muy caros y que íbamos a ver más adelante cuál de todos me comprarían. Seguimos caminando y llegamos a la heladería. Nos quedamos un rato allí, y cuando volvíamos, me paré nuevamente frente a la misma vidriera, volví a mirar los mismos botines y exclamé:
-¡A ver si les bajaron los precios...!
(6 años)
El otro día, le pregunté a mi abuela cuántos años tenía. Y me respondió:
-¡Huy, tengo tantos que ya ni me acuerdo! Tanto me llamó la atención su respuesta que comenté:
-¡Qué frágil es tu memoria!
(6 años)
En la prueba de Lengua de fin de año (en primer grado), tuvimos que redactar unas oraciones. Entre ellas, yo escribí:
-«La tortuga Manuelita fue al chopin y se compró una camisa.»
(6 años)
Para conmemorar un nuevo aniversario de la Guerra de Malvinas, trabajamos sobre los animales que habitan las Islas. Nosotros, tuvimos que redactar oraciones con cada uno de ellos y luego dibujar, haciendo referencia a una de esas oraciones.
Lo mío fue así:
«La foca está en la nube».
A la oración, le siguió un pequeño esquema de rayas que según mi papá «era la cola de una ballena»; según mi mamá era «un no sé qué» y según la Seño «un no sé dónde», puesto que al corregir mi trabajito, textualmente escribió:
-¿Y la foca se escondió?
Cuando vi la corrección, tomé un lápiz e inocentemente respondí bajo la nota de la maestra:
-Sí.
(6 años)
Mamá y Papá, estaban ultimando los detalles de mi fiesta de cumpleaños en el pelotero que reservaron. Con la lista de amigos en la mano, fui eligiendo a quiénes invitaría. Cuando llegó el momento de elegir a mis compañeros de fútbol, mami me aclaró:
-Ojo, no te olvides que tu cumple cae un martes y en el horario de entrenamiento. Calculá que algunos de ellos, quizás quieran ir a entrenar a las seis de la tarde. Así que invitá más chicos del cole para que en ese horario no se vaya la mitad de los nenes...
Yo no pude con mi entusiasmo y reconozco que el fútbol es más fuerte que otra cosa, porque respondí muy suelto:
-Y, ¿Qué tiene? Me voy con ellos a entrenar y después vuelvo...
Cuando terminaba nuestra clase de Plástica, la profesora nos indicó que nos ubicáramos de menor a mayor.
Lógicamente, por ser bajito, me correspondía el primer lugar, pero un compañero se puso delante de mí y comenzó a empujarme. Empujón va, empujón viene, escupida vino y escupida fue.
Inmediatamente, la profesora nos pidió a los dos, los cuadernos de comunicaciones. Cuando lo entregué, pregunté:
-Seño, ¿No me la podés perdonar?
-¡No! (Respondió enojadísima).
-Bueno, entonces poneme una nota así chiquitita, porque si no, no me van a dejar ir a fútbol...
(6 años)
En la escuela, tenía que redactar una oración con la palabra «rabanito». Entonces yo escribí:
«El rabanito salió de un coete y lo detenieron».
(6 años)
-Má, ¿Por qué hay gente gorda?
-Porque hay personas que comen mucho y mal. Pero además la gordura es una enfermedad...
-¡Ah! Y, ¿Qué les puede pasar a los gordos?
-Se pueden enfermar de otras cosas, pero también les cuesta caminar y correr porque pesan mucho. Aparte, la gente los carga y se sienten mal.
Por ejemplo, cuando tienen que viajar en avión, deben comprar dos pasajes porque no entran en un solo asiento.
-Pero, má... ¿Ocupan dos asientos de la misma fila...?
(6 años)
-Má... ¿Qué era una nécdota?
(6 años)
Eran las 22.30 de una noche de verano. Íbamos a tomar un helado después de la cena. Antes de llegar, me detuve frente a la vidriera de una casa de deportes.
Helado me quedé viendo todos los botines de fútbol, pero mami y papi me explicaron que eran muy caros y que íbamos a ver más adelante cuál de todos me comprarían. Seguimos caminando y llegamos a la heladería. Nos quedamos un rato allí, y cuando volvíamos, me paré nuevamente frente a la misma vidriera, volví a mirar los mismos botines y exclamé:
-¡A ver si les bajaron los precios...!
(6 años)
El otro día, le pregunté a mi abuela cuántos años tenía. Y me respondió:
-¡Huy, tengo tantos que ya ni me acuerdo! Tanto me llamó la atención su respuesta que comenté:
-¡Qué frágil es tu memoria!
(6 años)
En la prueba de Lengua de fin de año (en primer grado), tuvimos que redactar unas oraciones. Entre ellas, yo escribí:
-«La tortuga Manuelita fue al chopin y se compró una camisa.»
(6 años)
Para conmemorar un nuevo aniversario de la Guerra de Malvinas, trabajamos sobre los animales que habitan las Islas. Nosotros, tuvimos que redactar oraciones con cada uno de ellos y luego dibujar, haciendo referencia a una de esas oraciones.
Lo mío fue así:
«La foca está en la nube».
A la oración, le siguió un pequeño esquema de rayas que según mi papá «era la cola de una ballena»; según mi mamá era «un no sé qué» y según la Seño «un no sé dónde», puesto que al corregir mi trabajito, textualmente escribió:
-¿Y la foca se escondió?
Cuando vi la corrección, tomé un lápiz e inocentemente respondí bajo la nota de la maestra:
-Sí.
(6 años)
Mamá y Papá, estaban ultimando los detalles de mi fiesta de cumpleaños en el pelotero que reservaron. Con la lista de amigos en la mano, fui eligiendo a quiénes invitaría. Cuando llegó el momento de elegir a mis compañeros de fútbol, mami me aclaró:
-Ojo, no te olvides que tu cumple cae un martes y en el horario de entrenamiento. Calculá que algunos de ellos, quizás quieran ir a entrenar a las seis de la tarde. Así que invitá más chicos del cole para que en ese horario no se vaya la mitad de los nenes...
Yo no pude con mi entusiasmo y reconozco que el fútbol es más fuerte que otra cosa, porque respondí muy suelto:
-Y, ¿Qué tiene? Me voy con ellos a entrenar y después vuelvo...
ESTA OBRA QUEDÓ REGISTRADA EN
LA DIRECCIÓN NACIONAL DEL
DERECHO DE AUTOR EL
16 DE NOVIEMBRE DE 2007
BUENOS AIRES - ARGENTINA
EXPEDIENTE Nº: 618741
FORMULARIO Nº: 145024
BUENOS AIRES - ARGENTINA
EXPEDIENTE Nº: 618741
FORMULARIO Nº: 145024
19 comentarios:
Fabi, que genial.
Me rei mucho, no se lo que daría para que no perdieran esa hermosa manera inocente para todo.
Genial, genial genial.
Me duele la panza de reirme tanto, pero ademas me da una ternura.
Y recorde las anecdotas de Francisco.
Gracias por esto. Es un lindo regalo.
Besos y buena semana.
:)
He pasado un rato muy divertido.
Que joyas son los niños.
Besos.
Fabiana gracias por la agradable visita que has hecho a mi blog.
Me he reído muchísimo con este post.
Sobre todo con las preguntas tan inocentes que hacemos cuandos somos pequeños. Es fantástico disfrutar de la hermosa inocencia de los niños.
Un beso!
fabiana
me he reido muchisimo...que inocencia tienen nuestros niños, yo tengo guardado en un cuaderno todas sus anécdotas para no olvidarmelas ,muy buen post
besitos y buen comienzo de semana
Cecy: Las anécdotas de chicos son lo mejor para reírse un rato. Y cuando se trata de nuestros hijos, mucho mejor todavía.
Besitos para vos.
Toro Salvaje: Esa era la idea: pasarla bien. Y reírse un rato.
Un abrazo para vos.
Carmen: Bienvenida y gracias por la visita. Espero que la hayas disfrutado.
Un abrazo.
Silvia: Desde siempre he ido anotando las anécdotas de "M".
Con el tiempo uno se olvida y es realmente una pena.
Ahora cuando las releo, recuerdo toda la situación como si estuviera viviéndola nuevamente.
Besos y buena semana.
Hola Fabiana,
Te leí en el blog de Marcela y pasé a saludarte. Me gusta tu blog.
Un abrazo desde México,
Los niños son tan inteligentes, tan despiertos. Es una maravilla leer estas anécdotas y poner una buena sonrisa en los labios de buena mañana. Besos.
Este yapa ha sido maravillosa!!!
Despierta una inmensa ternura en cada una!!!
Gracias por compartirlas!!!
Abrazos!!
LaClau: Bienvenida y gracias por la visita.
Abrazos.
Isabel: Claramente te roban una sonrisa. Al menos alegran un poco.
Un beso grande.
Cando: Fue una yapa tierna. Para comenzar la semana.
Besitos.
Maravilloso...
Besotes!
Los niños y su inocencia!!!!
Cariños
Que lindos! un hermoso recreo...
Yo quisiera ya, estampar cada gesto, cada mimo, cada segundo de mi gordo en palabras para el mundo!
Un besote; Mane
Muy graciosos, Fabi! te habrás muerto de risa en cada ocasión, no?
Qué salidas tienen los chicos! y además como lo dicen con esas vocecitas de nenitos, te los querés comer.
Jaj muy buenos.
Beso
Ivana: ¡Y vos tendrás las tuyas con tu retoño! Quiero conocerlas.
Besos.
Abuela Ciber: Ellos son realmente inocentes y preciosos. Pero cada anécdota encierra toda una historia.
Cariños.
Mane: Bienvenida. Es lindo recordar estas pequeñas vivencias después de tanto tiempo. Pero a mí, más que memoria me hizo falta lápiz y papel.
Gracias por pasar y te espero nuevamente.
Marce: Me he muerto de risa muchas veces, pero otras, no se si me lo quise comer o si lo quise matar por los papelones que me hizo pasar. Jaja.
Saluditos y buena semana.
Hola! Primera vez por acá.
Me han gistado mucho estos relatos!
bueno che, se confundió de deporte, automovilismo, boxeo, lo mismo da
mientras no le dé por patín artístico...
Mariale: Bienvenida. ¡Qué bueno que te hayan gustado.
Te espero nuevamente.
Saludos.
Horacio: o por el ballet clásico...
Saludos.
ja ja ja ja ja, tu hijo es un genio!!! me mató de ternurita y también de admiración. Qué lindo cuando él sea grande y les muestre en tu blog sus anécdotas a tus nietos, no??
Besitos.
Me fui demasiado lejos, ja ja sorry!!
falta, falta mucho para que te haga abuela!!!
Más besos, que tengas linda semana.
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