RELATOS COTIDIANOS: CAPÍTULO 3 SOCIABILIZAR A LA BESTIA (bajo licencia de Creative Commons)

24 enero 2009

CAPÍTULO 3 SOCIABILIZAR A LA BESTIA (bajo licencia de Creative Commons)

Ya en vísperas de cumplir mi hijo los 2 añitos, decidí que era el momento adecuado para dejar de ser mamá full time e inscribirlo en una guardería.
En realidad, para ese entonces estaba agotada de mi profesión de «madre». Esta situación, sólo podrán comprenderla aquellas mujeres que luego de la maternidad decidieron dedicarse sólo a su casa.


Había comenzado a resultarme agotador hasta escaparme para ir al baño. No existía lugar donde pudiera sentarme cinco miserables minutos para compartir solamente conmigo. Tenía que esperar la hora de la siesta para darme una ducha rápida sin tener el corazón en la boca por no saber de dónde se habría colgado «M», y no había manera de ver un programa de televisión completo sin ser interrumpida ciento cincuenta veces.
A esa altura, ya me consideraba una autómata programada de la mañana a la noche. El bebé se aburría fácilmente y me reclamaba a toda hora que jugara con él.


Cuando le planteé mi ocurrencia al padre, casi me mata. Su NO fue terminante. Según él, no había necesidad de sacrificar a una criatura tan chiquita si no era indispensable. Y no lo era. Yo no trabajaba.
Por un momento, supuse que había entendido mal mi propuesta. Yo no pretendía abandonarlo en un internado. Sólo quería que fuera a un jardincito durante tres horitas de morondanga…


En realidad, más allá de una necesidad personal, tenía la certeza de que era el momento de comenzar a sociabilizarlo. Sin hermanos, ni primos cerca, era cierto que se aburría horrores con una rutina que ya lo tenía saturado.
Pero no hubo caso. A duras penas, acordamos con mi marido, inscribirlo al año siguiente en la salita de tres.


No fue muy dificultoso conseguir colegio. Teníamos muy buenas referencias de una escuela municipal ubicada a una cuadra de nuestro domicilio. De manera que si accedíamos a un golpe de suerte, contaríamos con el lugar adecuado para «M».
La inscripción fue increíblemente compleja. Al ser una escuela con muy buena reputación, la cantidad de vacantes disponibles, era demasiado pequeña para las necesidades de los interesados. Motivo por el cual, un marcado porcentaje falseaba los domicilios para obtener mayores posibilidades de ingreso.
Así, durante un tiempo, no tuvimos garantizada la vacante para nuestro hijo. Pero a partir del momento que nos la confirmaron, fui contando los días, igual que los presos, que me faltaban para tocar el cielo con las manos.

Comencé entonces, a planificar qué cosas haría durante esas horitas que me quedarían libres para organizarme debidamente y administrar el tiempo de manera correcta.


Y el gran día llegó.
Yo sabía que cuando los niños comienzan el jardín de infantes, es necesario superar la etapa de adaptación. Es decir, compartir con los papás, el lugar donde deberán luego estar sin ellos para empezar a considerarlo su propio espacio social. Y para eso, ya estaba preparada…
Lo que no imaginé, es que mi propio hijo me haría la vida imposible durante cinco semanas. Sí. Cinco semanas que pasé dentro del establecimiento educativo sin moverme, pues cada vez que el monstruo me perdía de vista, lloraba desconsoladamente.






ESTA OBRA QUEDÓ REGISTRADA
EN LA DIRECCIÓN NACIONAL DEL DERECHO DE AUTOR
EL 16 DE NOVIEMBRE DE 2007
BUENOS AIRES - ARGENTINA
EXPEDIENTE Nº: 618741
FORMULARIO Nº: 145024



6 comentarios:

gamar dijo...

Que madre mas cruel!!
Querer dejar a ese bb en manos de quién sabe quién.
Pero los padres sentimos que no hay mejor lugar para un hijo que con su madre y no entendemos lo que contabas de no tener un minuto libre.
Con el tiempo nos damos cuenta que el mejor lugar para un nene es con otros nenes, por supuesto que todo en su justa medida.
Un beso machista

TORO SALVAJE dijo...

5 semanas?
Jo, eso es lo que tratabas tan bien que ni loco quería renunciar a estar contigo.
Pero hiciste bien.

Besos.

Anónimo dijo...

Hijo dependiente el suyo... y un marido dominante, por lo que se ve...

Evidentemente hay casos y casos, a mi me obligaron a mandar a mi hija mayor a la guardería!!! ajajaa... el padre, los tíos y los abuelos!!!)
Y cuando la llevé, ella misma, en el idioma de "media lengua", desde la puerta me dijo: "-Andá mami, andate para casa!!!"...
jajjaaaaaaaaaaa

En cambio candorito, fue mas considerado, en maternal, me miró... y dijo (también en media lengua): "-voy a estar bien, eh!!!"
jajjaaaaaaaaaaa

Los hijos y la aventura de ser madres!!!!!!

Le sigo agradeciendo que comparta su material!!!

Abrazos!!

Claudia Sánchez dijo...

Fabi: El mío fué a guardería desde los 5 meses, ya que tanto el padre como yo trabajábamos jornada completa. A la semana (a mí me quedaba una semana de licencia todavía)ya la directora me dijo que me fuera tranquila que el gordo se había adaptado perfectamente y que cualquier cosa me llamarían. Y me arrastró hasta la puerta, me echó prácticamente sin tener piedad de mis lágrimas y mi angustia por "abandonar" a mi hijo en manos expertas. Sólo una cosa me dijo: no te preocupes, la primera vez, la mayoría de las madres salen llorando y los hijos quedan riendo.
Pero la realidad es que hoy no me arrepiento para nada, todo lo contrario, recomiendo a todas las madres que aunque sea por 3 horas lleven a sus hijos a un maternal o un jardín. Es increíble como aprenden a sociabilizar, a compartir, se independizan más pronto que los demás y aprenden a cumplir reglas y rutinas... claro, los caprichitos los dejan para la casa... Ja, ja, ja!
Buenísimo el relato.
Besos,

SILVIA dijo...

hola fabiana
es un placer leerte, me senti tan identificada al leerte cuando mis nenes eran chicos ,no me dejaban ni repirar.
la adaptacion con mi nene en el jardin fue de 2 meses ,si leiste bien ¡¡¡¡2 meses¡¡¡ yo estaba embarazada de brisa.
me tendras seguido por aca.
besitos

Fabiana dijo...

Gamar: Está claro que los padres no entienden esta postura materna. Más adelante (en el libro) cuento otras razones que nos agotan. El hombre, luego del nacimiento sigue con su rutina normal. Jamás va a consultar con su mujer si puede seguir con su espacio propio fuera del trabajo.
En cambio, su amada vaca lechera no puede moverse sola ni para ir a tirar la basura.
¿Vas entendiendo ahora?
Te mando un saludo feminista.

Toro Salvaje: Sí. Pero he conocido casos peores. Creo que no hay nada más cruel para una madre que dejar a su hijo llorando en manos de desconocidos. Pero alguna vez hay que hacerlo. Jaja.
Hoy preferiría que no se moviera de casa.
Ya se. No me digas. No hay nada que me venga bien.
Saludos esquizofrénicos.

Cando: Usted me huele a psicóloga. "M" es hijo único. Y mi marido sería un segundo hijo adoptivo. ¿Vio?
Para mí es un placer que otros lean lo que escribí con tanto amor.
Un beso grande.

Claudia: Hoy tendría una actitud distinta. Después de ver los resultados, no tendría dudas. Como mucho a los 2 años, llevaría a un hijo a la guardería.
El tema es que con las cosas que pasan, hay que ser muy cuidadoso para no dejar a los chicos en cualquier lugar.
Besitos mameros.

Silvia: Bienvenida.
¡Qué sufrimiento con esa adaptación! No se de qué me quejé tanto...
De última, podemos hacer causa común y amotinarnos para hacerles entender a los hombres que ser "mamás fulltime" no es tarea sencilla.
Más de una, sobre la marcha decide salir a laburar todo el día para no aguantarse a los críos.
Al menos yo lo digo...
Te mando un abrazo y te espero cuando quieras.

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